El país de Europa que cavó el agujero en el suelo más grande del mundo (12 kilómetros) y qué encontraron abajo

En plena carrera de compra y venta de búnkeres, Enrique Serbeto recuerda en La Linterna el proyecto europeo más grande bajo tierra

Agujero de Kola, de 12 km
00:00

Paco Delgado

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Mientras el mundo analiza el impacto de las bombas antibúnker GBU-57 que Estados Unidos lanzó contra instalaciones nucleares iraníes, capaces de penetrar 60 metros de roca, una entrevista en La Linterna de COPE ha sacado a la luz un precedente olvidado: la Unión Soviética desarrolló y probó un artefacto similar durante la Guerra Fría, que incluso superó en ambición a los actuales modelos estadounidenses.

Según el periodista de internacional de ABC Enrique Serbeto, invitado al programa dirigido por Ángel Expósito, los soviéticos llegaron a perforar 12 kilómetros de profundidad en la península de Kola (noroeste de Rusia), cerca de Múrmansk, en un experimento que finalmente abandonaron por las condiciones extremas del subsuelo.

 El "agujero del infierno" soviético  

Durante la conversación en La Linterna, Serbeto detalló cómo la URSS, en plena carrera armamentística con Occidente, buscó crear búnkeres indestructibles y, al mismo tiempo, armas capaces de destruirlos. "Durante la Guerra Fría, los soviéticos experimentaron hasta dónde podían llegar literalmente: excavaron un agujero cerca de Múrmansk que sigue siendo el más profundo del mundo. Llegaron a más de 12 kilómetros bajo tierra, pero al alcanzar esa profundidad, la temperatura y la densidad de la roca hacían imposible continuar. Finalmente, lo taparon", explicó.

Pozo superprofundo de Kola

Alexander Novikov

Pozo superprofundo de Kola

Este proyecto, conocido como Pozo Superprofundo de Kola, comenzó en 1970 como una iniciativa científica, pero pronto se vinculó a ensayos militares. Según documentos desclasificados y análisis de expertos citados por Serbeto, la URSS probó allí dispositivos de penetración similares a las actuales bombas antibúnker, aunque con un enfoque distinto: en lugar de lanzarlas desde el aire, las instalaban en plataformas de perforación. El objetivo era evaluar su capacidad para destruir instalaciones subterráneas enemigas o, alternativamente, proteger las propias.

 Diferencias con el modelo estadounidense  

Mientras las GBU-57 estadounidenses, usadas en Irán, pesan 13,6 toneladas y dependen de aviones furtivos B-2 Spirit, los prototipos soviéticos eran aún más masivos y se activaban desde tierra. "No tenían la precisión de los sistemas GPS actuales, pero su potencia era descomunal. Eran como martillos hidráulicos gigantes", señaló Serbeto. Sin embargo, el experimento fracasó al superar los 12 km de profundidad: "La roca se comportaba de forma impredecible, con temperaturas que superaban los 180°C y presiones insostenibles. Imaginen intentar perforar acero líquido".

El periodista contrastó este episodio con el reciente ataque de EE.UU. a Fordow (Irán), donde se usaron 14 bombas GBU-57 para alcanzar centrifugadoras a 80 metros bajo tierra. "Los soviéticos soñaban con llegar mucho más hondo, pero la tecnología de entonces no lo permitió. Hoy, Estados Unidos ha perfeccionado la idea, aunque con límites: sus bombas no pasan de 60 metros" 210.

 Legado y riesgos actuales  

El pozo de Kola fue sellado en 1992, pero su legado persiste. Rusia heredó parte de esa tecnología, que habría inspirado sistemas modernos como los misiles Kinzhal, capaces de atacar búnkeres, aunque con menor profundidad. Además, China está realizando experimentos similares, según mencionó Serbeto: "Los chinos aprendieron de los errores soviéticos y ahora buscan su propio 'agujero estratégico'".

El experto también advirtió sobre los riesgos de esta carrera: "Si Irán reconstruye Fordow, podría hacerlo aún más profundo, forzando a EE.UU. a desarrollar bombas más potentes. Es un ciclo sin fin". De hecho, un informe filtrado del Pentágono sugiere que el ataque a Irán solo retrasó su programa nuclear "unos meses", ya que parte del uranio enriquecido fue trasladado a ubicaciones secretas.

 Una historia de sombras  

La entrevista en La Linterna no solo reveló datos técnicos, sino también anécdotas escalofriantes. Serbeto mencionó que, según testimonios de exingenieros soviéticos, en las profundidades del pozo de Kola se escuchaban "sonidos inexplicables", descritos como "gritos del infierno". Aunque científicos atribuyen estos fenómenos a fracturas geológicas, el mito alimentó teorías sobre experimentos ocultos.

Hoy, el agujero es una atracción turística marginal, cercado y cubierto con una losa de metal. "Parece una tumba de la Guerra Fría", ironizó Serbeto. Mientras, las bombas antibúnker siguen siendo clave en los conflictos actuales, como demostró el ataque a Irán. Pero como recordó el periodista: "Los rusos ya jugaron a este juego. Y perdieron".

Visto en ABC

Programas

Último boletín

05:00 H | 08 OCT 2025 | BOLETÍN

Boletines COPE
Tracking