Irene Pozo: "La Vida Consagrada nos acerca al gran desafío de la fraternidad"

Qué tal muy, buenas noches.

Hoy la Iglesia mira especialmente a la Vida Consagrada, a los religiosos y religiosas de vida activa que tanto tienen que enseñar al mundo de hoy. El Papa Francisco, en la celebración esta misma tarde con ocasión de este día, hablaba de algunos obstáculos, como el descuido de la vida interior o el saber adaptarse al estilo del mundo.

Y aunque lo hacía dirigiéndose a los religiosos y religiosas, ahora que estamos en este tiempo sinodal, una también se atreve a preguntarse por ello. Aunque son vocaciones diferentes, los laicos también tenemos que cuidar nuestra vida interior para poder dar una respuesta adecuada al mundo en el que vivimos.

Unos y otros estamos llamados a entrar en diálogo con la realidad, a ser camino de esperanza entre los hombres, en medio de una sociedad que tiene sed de Dios. Quizá, para caminar juntos, debamos aprender de la propia vocación religiosa. Porque esa forma de vivir el Evangelio, esa fuerte respuesta a la llamada de Dios, solo pueden dar fe y esperanza a este tiempo.

La Vida Consagrada nunca faltará en la Iglesia, es parte de su misión. En un mundo donde crece el individualismo, la indiferencia, donde tantas veces cerramos los ojos a lo que no queremos ver porque nos molesta … la Vida Consagrada nos acerca al gran desafío de la fraternidad, a salir al encuentro del otro.

Por eso también el consejo que nos daba el Papa a los periodistas la pasada semana, ese volver a las raíces para fortalecer la vocación en el ámbito de la comunicación, es también un buen consejo para la Vida Consagrada. Porque la misión es común. Nos necesitamos los unos a los otros. Y como dijo el Papa Juan Pablo II, que fue quien instituyó esta Jornada de la Vida Consagrada, “es un don de Dios a su Iglesia” y también al servicio de la vida del mundo.

Bienvenido a La Linterna de la Iglesia, te saluda Irene Pozo en este viernes, 2 de Febrero.