Juan Soto Ivars: "Tengo testimonios de señores que se presentan en comisaría con una brecha y, si la mujer dice que le ha amenazado, es el hombre el que duerme en comisaría"

El escritor Juan Soto Ivars ha presentado su polémico libro 'Esto no existe' en el programa 'Herrera en COPE', conducido por Alberto Herrera. Tras seis años de investigación, Ivars expone lo que denomina los 'efectos secundarios adversos' de la Ley de Violencia de Género, centrando su análisis en las denuncias falsas que, según denuncia, el 'feminismo institucional' asegura que no existen.

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Juan Soto Ivars | Un café con Alberto Herrera

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El hombre agredido, al calabozo

El autor ha relatado en antena uno de los escenarios más graves y repetidos que ha documentado. 'Tengo testimonios de señores que se presentan en comisaría con una brecha y, si la mujer dice que le ha amenazado, es el hombre el que duerme en comisaría', ha explicado Ivars. Esta situación se produce cuando un hombre acude a denunciar una agresión por parte de su pareja.

Soto Ivars ha aclarado que, aunque pueda sonar 'muy poco normal', en realidad 'es normal'. Según explica, la policía sigue un 'protocolo muy estricto' para proteger a la posible víctima mujer, lo que provoca que, si ella acusa al hombre, este sea detenido preventivamente. 'El que va a dormir en la comisaría es el que ha ido a poner la denuncia', ha sentenciado el escritor, subrayando que es una consecuencia de un protocolo 'bien pensado' en su origen pero con resultados perversos.

Una nueva forma de maltrato

Por este motivo, el autor propone en su libro 'cambiar el concepto' que se tiene de la denuncia falsa en este ámbito. A su juicio, debería ser considerada 'una forma de maltrato' y no solo 'un delito contra la administración de justicia'. Ivars sostiene que la mujer maltratadora, 'cuando nota que se le escapa el objeto de su obsesión, llama a la policía y utiliza al estado como esbirro para seguir maltratándolo'.

Si la mujer denuncia una amenaza es el hombre el que duerme en comisaría, aunque haya ido él a denunciar una agresión"

Juan Soto Ivars

Escritor

Este fenómeno forma parte de lo que Ivars define como una 'catastrófica cadena de efectos secundarios adversos' de la ley. Ha relatado cómo 'muchos, muchos, muchos hombres inocentes han pasado por calvarios judiciales sin haber hecho nada'. Muchos de ellos, además de ser detenidos, han tenido que esperar 'dos o tres años para poder volver a tener una relación normal con sus hijos'.

El dolor, según el escritor, va más allá del padre. 'Separarle de sus hijos es hundirlo en la miseria', ha afirmado, pero ha añadido que también es 'el dolor de los hijos'. Ivars ha contado que le escriben hijos que, tras crecer con 'una infancia falsa', descubren la mentira y 'tienen la vida rota'.

Perjuicio para las víctimas reales

Soto Ivars también ha hecho hincapié en que las denuncias instrumentales no solo afectan a los hombres. 'Si les importaran tanto las maltratadas, atajarían el problema', ha criticado, argumentando que cada denuncia innecesaria 'está colapsando la justicia y dilapidando recursos'. Estas denuncias, ha asegurado, afectan a la credibilidad y los medios que 'necesitan de verdad las maltratadas'.

Finalmente, el autor ha señalado que, 20 años después de la aprobación de la ley, muchas mujeres que la apoyaron ven ahora las consecuencias en sus hijos o nuevas parejas. 'Quizá han hecho falta 20 años para que nos demos cuenta del problema', ha reflexionado. Por eso, concluye, ya no se puede seguir diciendo que 'esto no existe'.