Carlos Fabra le da el último abrazo a sus hijos, a las puertas de la cárcel de Aranjuez, el 1 de diciembre de 2014. A ojos de Fabra, le condenaban por una persecución política contra él que se había gestado durante 10 años, mientras que la Justicia le envía casi tres años a prisión, por defraudar 700.000 euros a la Agencia Tributaria de 1999 a 2003.

Después de un paréntesis así, uno se pregunta “¿Y ahora qué?” Precisamente el título de un libro, escrito por el periodista Jesús Montesinos, donde Carlos Fabra quiere pedir perdón primero, y rendir cuentas después. “En su inmensa mayoría me siento muy querido por la gente de Castellón, porque he procurado hacer cosas para que estuvieran en el mapa”.

Un libro que tiene el objeto fundamental de remarcar que fue condenador por delito fiscal y no corrupción. “Yo fui absuelto de los delitos de corrupción y nadie recurrió ese punto de la sentencia”. Por delitos fiscales de otros “no recuerdo que nadie haya ido a la cárcel”. Se queja del varios personajes públicos, que pagando libraron la cárcel.

De la estancia en la cárcel, hizo algún aliado. “Nadie me ha hecho ningún feo en la cárcel, todos los presos y los funcionarios”. Algunos asegura “con valores morales mucho mejores que fuera”. Porque Fabra habla de traición en el partido, y de un movimiento orquestado en su contra por motivos personales. “Esto no es un ajuste de cuentas” aunque dice que “no le perdonaré a Rajoy su falta de fuerza”.

Le gusta Pablo Casado, y tiene ilusión, aunque confirma que le gusta Vox, al que ha acudido varios mítines. Dice que no volverá a la política, pero es difícil salir del lugar que por vocación, y después por destino, tanto le ha marcado.