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Sergio Barbosa: “Resulta que el enemigo a las puertas se llama crisis económica”

Analiza Barbosa las consecuencias de la mayoría absolua del PP en Andalucía para el resto de los partidos, pero sobre todo para Pedro Sánchez

Sergio Barbosa

Sergio Barbosa

Periodista

Tiempo de lectura: 7'Actualizado 08:53

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¿Qué tal, buenos días? Saludos de Sergio Barbosa, en nombre de la gente que hace posible ‘Herrera en COPE’ en este martes 21 de junio de 2022.

La verdad es que a veces da un poco de cosa pensar que estamos viviendo encima de una pelota que va dando por el universo, dando vueltas en forma elíptica, alrededor del sol y que nosotros vendríamos a ser como el musgo o la flora que ha surgido en esa piedra. Y que mientras hacemos nuestra vida, con nuestras penas y nuestras alegrías, pues la enorme pelota en la que viajamos, como el que no quiere la cosa, se va acercando o se va alejando del sol.

Bueno, pues justo este día en el que comienza el verano (lo hará a las 11:14 minutos de la mañana), de manera que los que hacemos vida en esta parte del planeta vamos a vivir el día más largo o la noche más corta.

Claro, lo de viajar en esa norme roca, que vendría a ser como un trozo de metralla que estalló cuando el Big Bang es lo que hace que el hombre haya tenido, y tenga, la necesidad de preguntar a Dios que es lo que hacemos aquí y por qué las cosas son como son.


CARLOS HERRERA SE VA AL CAMINO DE SANTIAGO


De esa espiritualidad, y más en un día como el solsticio de verano, saben mucho en el Camino de Santiago que es hacia donde se dirige ya el jefe de todo esto como suele ser tradición y más en un año en el que ya es, oficialmente, embajador de honor del Camino. Así que vamos a ir viendo estos días cómo le va Carlos Herrera en el Camino de este año. La web y las redes sociales de COPE darán buena cuenta de ello.

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MAYORÍA ABSOLUTA DEL PP EN ANDALUCÍA

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Y, entre tanto, pues ya se pueden imaginar. Como los políticos no se ponen de acuerdo en si aquí hay cambio de ciclo político en España o no lo hay. Pues seguimos entretenidos en buscar explicaciones a la mayoría del PP en Andalucía.

Decíamos a las seis que las últimas horas han sido muy de resaca andaluza. Ayer lunes por la mañana era resaca de recién levantado, resaca de abrir el ojo, quedarte mirando fijamente el techo de la habitación y pensar para tus adentros: “Válgame Dios”. Y, ya conforme fueron avanzando las horas, los partidos políticos fueron metabolizando ese tipo de resaca más vespertina en la que algunos hacen evaluación de daños, de una forma más consciente, del tipo “qué falta me hacía algo así” o, por el contrario, “ya no tengo edad para estas cosas”.

Por ejemplo, ¿quién está en plan “qué falta me hacía a mí una mayoría absoluta”, “qué subidón que tengo”, hasta el punto de creer que, tras lo de Andalucía, ahora ya no tiene techo en España? Pues el Partido Popular donde creen haber encontrado la fórmula de: moderación + gestión económica + respeto a los singularidades de cada territorio igual a mayoría amplia.

El tiempo dirá si los populares tienen razón al considerar que lo del domingo fue el inicio de la salida de Pedro Sánchez de Moncloa, o si pueden cometer el típico error en política de confundir deseos con realidad, sobre todo, con una realidad que todavía puede ser cambiante de aquí a las generales.

Pero, desde luego, a Feijóo se le ha abierto el camino de par en par porque no es que Juanma Moreno haya arrasado en la comunidad más poblada, aplicando un librillo, que es, precisamente, el que más le gusta a Feijóo. Es que, encima, se ha librado de tener que lidiar con lo del pacto con Vox, y que la izquierda llenara estos días con el racarraca de “hay que ver pactar con Vox, porque Vox es ultraderecha, el miedo a la ultraderecha, etc, etc”.

Hasta ese ‘Premio de Consolación’ se le ha caído al PSOE, y a la izquierda en general que ahora, ciertamente, lo tiene muy difícil para encontrar una justificación que le permita hacer un ejercicio de enmienda sin, al mismo tiempo, dejar en mal lugar a Pedro Sánchez.

Porque el problema de esto es que, como te descuides, vienes a decir que lo de Andalucía y lo que no es Andalucía (Castilla y León, Madrid o Galicia) es porque el PSOE no lo está haciendo bien y que Pedro Sánchez ahora, como activo político, resta más que suma. Como aquí el que manda es Sánchez, por mucha cara larga que hubiera ayer en la sede del PSOE el presidente ha ordenado cerrar filas, garantizando que habrá legislatura hasta el final y que el partido tiene que implicarse más a la hora de explicar a la gente de la calle las cosas buenas que, supuestamente, estén haciendo los socialistas, principalmente con la economía.

Así que, de momento, hasta que puedan vender una nueva batería de medidas anticrisis le han dicho a Felipe Sicilia que salga a decir que, bueno, sí, hay que hacer una reflexión, pero sin entrar en muchos más detalles. Esto es curioso porque, a pesar del discurso oficial del PSOE, luego se intuyen como dos corrientes dentro del propio PSOE.

Una sería más “línea dura”, tipo Adriana Lastra, que no admite ni media autocrítica. Ya saben, Lastra vino a decir algo así como: Moreno ha ganado porque nosotros, (que de generosos que somos, somos tontos) le hemos dado los fondos covid para que a Andalucía le fuera bien. ¿Sino de qué, Moreno? (nunca mejor dicho)

Y en esa línea está también Rafael Simancas, que ayer vino a reírse de los que hablan del famoso cambio de ciclo en la política española y que trató de apuntalar la teoría de que estamos en un momento en el que aquí lecciones que se convocan, elecciones que ganan los que gobiernan, aunque el que gobierne sea Jack el Destripador porque es tal la zozobra, que la gente lo que quiere es estabilidad, aunque sea quedarse con lo malo conocido. Y que, como ha dado la casualidad de que las últimas autonómicas eran territorios gobernados por el PP, pues que el PP se ha mantenido el poder.

Claro, el problema de esa teoría es que no explica el puñetazo en la mesa que dio Feijóo en Galicia, con una mayoría imperial que no dejó a Vox ni asomar la cabeza en el Parlamento; el tsunami de Ayuso en Madrid; la victoria más pírrica de Mañueco en Castilla y León, pero que le permitió seguir gobernando y ahora el golpe seco que ha pegado Moreno en Andalucía.

Todo eso demuestra que el PP va para arriba y que el sanchismo va para abajo, a pesar de controlar los resortes de Moncloa.

De hecho, la segunda corriente que se detecta en el PSOE es la de “deberíamos hacer algo más de autocrítica y que la reflexión sea realmente profunda”. Ahí ha destacado algún diputado como Odón Elorza, pero sobre todo a los que se ve más inquietos es a los barones socialistas que gobiernan en sus territorios.

Hombre, según la teoría de Lastra, deberían estar más tranquilos que un ocho porque si gobiernas, se supone que la gente elige continuidad. Y de hecho algunos, como el asturiano Barbón, aun pidiendo una reflexión, han querido defender en público esa idea que es casi un deseo: “No, la gente sabe diferenciar la política nacional de la autonómica o local y los que gobernamos seguramente ganaremos, si esto sigue igual”. Sin embargo, la procesión va por dentro y el presidente aragonés, Javier Lambán, ha sido posiblemente el que menos edulcorante le ha puesto a su reflexión.

Luego están los alcaldes socialistas que también tienen elecciones en 2023 y que han visto como municipios andaluces que eran auténticos bastiones del PSOE se han pasado al PP.Lo del cambio sociológico en Tomares y, como en los últimos años, el funcionario de la Junta ha perdido el miedo al centro-derecha se veía venir desde hace tiempo. Pero lo de Utrera o Dos Hermanas, donde la gente podía ser del Betis o del Sevilla, pero lo que no se cuestionaba era que eran del PSOE, eso sí ha sido un golpe de efecto.

Y fíjense lo que son las matemáticas. El PP de Juanma Moreno ha ganado 833.000 votos, respecto a las últimas autonómicas. El PSOE ha perdido 125.000L y Ciudadanos se ha dejado 538.000.

Si jugásemos a dar todos los votantes perdidos por PSOE y Ciudadanos al PP (que es mucho jugar, porque ahí hay gente que se ha quedado en casa y no ha votado) aun así, habría que explicar de dónde salen los 168 mil votantes, que no pudiendo salir ni del PSOE ni de Ciudadanos, han votado ahora al PP.

Es decir, desde el punto de vista sociológico ha habido mucho cambio y también mucho voto prestado. Gente que sigue teniendo su ideología, pero que le ha prestado su voto a Moreno.

Cosa que el propio Juanma Moreno, como ya hizo Ayuso en Madrid, ha sabido reconocer, sin ningún tapujo. Se lo decía el presidente de la Junta ayer aquí a Carlos Herrera y nos llamó la atención, porque en estos tiempos en los que la izquierda se ha dedicado a potenciar las diferencias ideológicas entre españoles fomentando así que otras formaciones se apunten a la batalla cultural, resulta que hay un hombre en Andalucía que ha triunfado como los chicos en verano haciendo lo contrario: poniéndolo fácil para que los votantes salten el murete ideológico.

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Algunos dirán, sobre todo los más propensos a Vox, que esto es gestión para hoy, y derrota cultural para mañana. Pero el caso es que, en ese frenesí de la calculadora uno que sabe, como es Narciso Michavila, asegura que los votos prestados del PSOE a Moreno son unos 200 mil, un 15% de los que votaron a Sánchez en las generales, se habrían ido con el PP de Juanma Moreno ahora.

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Qué le pasa por la cabeza a ese votante que es capaz de fluctuar entre partidos, según cómo vea lo de la economía. Qué puede hacer en el próximo año y medio ese español que parece ahora inmune al miedo a la derecha, porque lo que le da miedo es la economía, ahí se va a jugar todo lo que esté por venir.

En 2023 tenemos autonómicas y locales. Autonómicas en territorios gobernados por el PSOE. Si se cumple la teoría socialista, los barones deberían estar tranquilos porque, se supone, que los españoles están premiando al que gobierna.

Pero eso es mucho suponer porque algo se está moviendo en la epidermis de la clase media, la que ve que el carburante sigue en máximos, la que comprueba que el tope del gas no impide que hoy la luz vuelva a subir hasta los 270 euros el megavatio-hora y a la que ya no le vale que le hablen de un escudo social. Si eso solo supone que la pequeña ayuda que puedan recibir los más vulnerables, salga de la clase media trabajadora que, con mucho esfuerzo, todavía, todavía es capaz de llegar a final de mes, aunque sea por los pelos.

Nos prepararon para la guerra contra el fascismo y resulta que el enemigo a las puertas se llama crisis económica. El libreto de Feijóo y Moreno parece haberlo entendido.

Ahora vamos a ver cómo juega sus cartas el sanchismo. Andalucía ya habló y tras el desahogo del verano, se deberá jugar la partida final.


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