Celebro saludarles, 8 de la mañana, 7 en Canarias de este día 1 de septiembre del año 2021.

Me encuentro, o a mis espaldas, se encuentra ahora mismo la fachada de la iglesia de San Pedro en la ciudad del Vaticano. Aquí, en este centro de la cristiandad, en este lugar en el que tantas convulsiones se han vivido a lo largo de la historia, aquí precisamente donde nos ha recibido el Papa Francisco es el lugar donde comienza la temporada.

Esta temporada radiofónica en este programa que a las 6 ya les has saludado desde la ciudad de Roma, es una temporada especial -todas las temporadas son especiales-, es una forma distinta de comenzar una temporada radiofónica, indudablemente. No todos los días se habla con un Papa en la radio y con Papa que además habla español.

Miren, hoy era una jornada para haber comenzado como hemos comenzado a las 6 hablándole desde las tormentas perfectas, de la tormenta que hoy se va a vivir muchos lugares de España, de la tormenta perfecta del precio de la energía, el recibo de la luz, que de nuevo vuelve a marcar un precio histórico, de la tormenta que en Afganistán se seguirá viviendo durante mucho tiempo donde, en fin, lo mejor de cada casa puede reunirse al amparo de los talibanes a del gobierno talibán que allí se promete, la tormenta de la pandemia que remite en las cifras de la quinta ola y que hace que vea avanzarse eh la vacunación poco a poco y la tormenta que también puede significar para la economía española, para los sueldos, para las empresas el aumento del coste de la energía. La energía es el 40% aproximadamente del coste de producción de cualquier empresa, con lo cual, todos podemos imaginar lo que eso va a repercutir en los precios, precios que reducen el consumo y que por lo tanto también reducen los puestos de trabajo. Así que nos enfrentamos a un otoño, a un otoño más que caliente del que le iremos dando cuenta con el retrato de cada uno de los comportamientos de los sectores afectados por esta cuestión de la energía.

Pero, como les día, hoy es día para escuchar cuáles son las resoluciones acerca de lo mundano, lo humano y lo divino que el jefe del estado Vaticano que tengo aquí a mi espalda, ese señor de blanco que habla en español, el Papa argentino Jorge Bergoglio que nos ha recibido amablemente, realiza en este programa. Es una hora y diez aproximadamente, una hora y diez de charla en la que se abordan diversos temas que de alguna manera le hemos adelantado en estos dos días y que prefiero no insistir en ello, es decir, darles a ustedes la posibilidad de escucharlo.

Llegamos a la residencia de Santa Marta, donde vive el Papa. Un poco, tras las primeras columnas de Bernini que desde aquí se vislumbran, allí nos recibió en la sala biblioteca bajo el amparo del cuadro de la Virgen Desatanudos y también el de la Virgen de la Candelaria de Sevilla, de la parroquia de San Nicolás de Bari en Sevilla, mesa redonda, dos micrófonos y una conversación. Una conversación que forzosamente después del estado de salud del Papa, puesto en crisis mediante una enfermedad que fue solventada con operación, era uno de los principales temas a abordar.

Así que lo primero que hicimos fue preguntarle qué tal se encontraba…