El profesor José María Gay de Liébanaanaliza en'Herrera en COPE’ las claves económicas del día.

Reparadora brisa con las exportaciones que están superando los niveles de antes de la Covid y este año, tras caer el 20,2% en 2020, podrían crecer al 11,9%. Otro tanto cabe decir sobre las importaciones que si en 2020 se hundieron un 15,8%, en 2021 resurgirían al 11,6%. Buena señal, pues. Como la reactivación del consumo privado que de desplomarse el año pasado el 12,1%, este año recobra su auge y apunta al 7,1%. Las ganas de consumir, tan trabadas estos meses, se desfogan. En 2022, posiblemente se apaciguará tanta euforia consumista y en 2023 se calmará. ¡Y a ver en qué queda el lío del recibo de la luz! Se habla de reducir el tipo de IVA del 21 al 10%. Para colmo, alza en el impuesto sobre la matriculación y el precio de cada automóvil podría encarecerse de 800 a 1.000 euros.

Lo malo, no obstante, es que la competitividad de España se hunde no solo por la pandemia, sino por la gestión de esta. En el ranking de la escuela de negocios suiza IMD, España se sitúa en el puesto 39, el más bajo desde 2014. ¿Por qué ese paso atrás de la competitividad española? Por la falta de recursos ante el coronavirus, unas políticas erróneas en el apoyo a los sectores más afectados por la crisis, las carencias estructurales en impulsar la digitalización, la investigación, la mejora de la calidad del empleo y del paro juvenil. En cambio, otras economías europeas como Alemania, Reino Unido, Bélgica, Francia, Portugal, Italia y Grecia lo han hecho bien y mejoran su posición a pesar del golpe de la emergencia sanitaria. Aquí, políticas insuficientes, poco claras, con una competencia del gobierno que deja mucho que desear. En el ranking de la competitividad destacan en los puestos preeminentes Suiza, Suecia, Dinamarca, Países Bajos, Noruega. ¡Habría que aprender de todos ellos! ¡Abrazos virtuales!