Este miércoles nos deja, también, la historia de Pierre Marcolini. Este belga de 56 años acaba de ser nombrado el mejor maestro pastelero del mundo. Un premio que reconoce sus 25 años de trayectoria experimentando con uno de los productos más deseados en todo el mundo: el chocolate.

Tan bueno está el suyo que ha conseguido venderlo en países tan alejados entre sí como China, Dubái o Hawái. También en Japón que fue, precisamente, el primer salto internacional que dieron sus productos.

Al ser preguntando por el secreto de su chocolate, Marcolini se guarda la receta, claro está. Pero sí que responde que le gusta que tenga un sabor suficientemente potente como para que se quede en la boca, al menos, durante unos minutos.

Ahora, además, Marcolini lidera un movimiento -del que forman parte pasteleros de todo el mundo- comprometidos con disminuir la cantidad de azúcar en los dulces. Y, también, con usar productos locales y harinas sostenibles.

Marcolini representa la vanguardia de una profesión que trabaja, ahora mismo, a contrarreloj. Están dando lo mejor de sí para que estas atípicas Navidades, al menos, nos sepan un poco más dulces.

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