Este martes nos deja, también, la historia de Ghita Redad. A esta marroquí de 46 años el primer confinamiento de España, el del mes de marzo, le pilló en su país. Justo había viajado hasta allí porque tenía una boda. Pero su casa la tiene en Plasencia donde vive desde hace más de 30 años.

La cuestión es que esos meses en Marruecos le sirvieron a Ghita para reflexionar. Los últimos cuatro años había estado dando tumbos en varios trabajos. Había limpiado casas, cuidado de varios niños, había trabajado como camarera y, también, había estado en el paro. De hecho, ahora mismo, estaba sin trabajo y sobreviviendo gracias a una ayuda de 400 euros.

Pero como suele pasar de las crisis surgen grandes oportunidades. Y eso es lo que le ha sucedido a Ghita. Un buen amigo suyo le ofreció una importante ayuda económica para abrir su propio bar. Y ella no se lo pensó dos veces. Era su sueño.

Ahora mismo, su local en Plasencia, “el Xarel-lo”, acaba de cumplir su primer mes de vida. Y a pesar de las restricciones Ghita asegura que está muy contenta con la acogida de sus vecinos. Hasta allí están yendo para beberse una buena copa vino acompañada de un producto gourmet.

La de Ghita es, sin lugar a dudas, una bonita historia para un sector, el de la hostelería, que se merece vivir, de nuevo, grandes alegrías en nuestro país.

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