Leonardo Padura: "La pensión de mi madre en Cuba era de 8 dólares al mes y una caja de 30 huevos cuesta 16"

El escritor cubano presenta en Herrera en COPE su última novela 'Morir en la arena' y reflexiona sobre la situación social cubana y la censura

Leonardo Padura
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Paco Delgado

Madrid - Publicado el

5 min lectura

En una entrevista concedida al programa ‘Herrera en COPE’ de la cadena COPE, el prestigioso escritor cubano Leonardo Padura, premio Princesa de Asturias de las Letras en 2015, ha ofrecido un descarnado retrato de la crítica situación económica que atraviesa su país, utilizando como ejemplo la precariedad de las pensiones. “Hasta el mes de agosto, por ejemplo, mi madre recibía la jubilación mínima, que son 1520 pesos”, explicó Padura. Traducido a dólares, esta cantidad equivale a una cifra irrisoria: “Viene siendo unos 6”, precisó el autor, para acto seguido contextualizar el devastador poder adquisitivo de ese dinero. “Un paquete de 30 huevos vale 3000 pesos. Es decir, mi mamá puede comerse un huevo un día sí, un día no en el mes con la pensión de jubilación”.

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La nueva novela de Leonardo Padura

Estas declaraciones, surgidas durante la presentación de su última novela, ‘Morir en la arena’ (Editorial Tusquets), ilustran la realidad que impregna su obra narrativa. Padura, considerado el escritor cubano más internacional, construye sus historias sobre el complejo y doloroso tejido social de la isla, un protagonista más que condiciona fatalmente el destino de sus personajes. El presentador Jorge Bustos introdujo la entrevista con un audio de dos mujeres cubanas que detallaban su lucha diaria para alimentar a sus familias, evidenciando que la miseria que Padura traslada a la ficción es un reflejo exacto de la vida real de sus compatriotas.

La nueva novela de Padura funciona como un epílogo generacional. “Es como hacer un epílogo que no lo cierro del todo de mi generación”, confesó el autor. La trama, que abarca cincuenta años de historia familiar, alcanza su punto climático en 2023, un momento de extrema dureza. “Con la jubilación es el momento en que quedan mucho más pobres de lo que eran. Ya eran pobres y se hacen más pobres. Todavía una jubilación cubana no alcanza para vivir”, relató Padura. Este drama se intensifica con la noticia de la liberación anticipada de un hermano que lleva treinta años en prisión por matar al padre de la familia, un parricidio que actúa como detonante de la trama.

Al ser interrogado por Bustos sobre si este hecho, basado en un suceso real, podía interpretarse como una metáfora de la venganza de una generación castigada por la anterior, Padura reconoció la potencia simbólica del parricidio. “Tiene connotaciones a nivel social por la necesidad de una generación de buscar su espacio y ese espacio muchas veces hay que buscarlo con una determinada violencia”, afirmó. El escritor se mostró satisfecho con las múltiples capas de lectura que los lectores están encontrando en la obra, algo que, a su juicio, diferencia una literatura profunda de la mera evasión.

Jorge Bustos y Leonardo Padura

Herrera en COPE

Jorge Bustos y Leonardo Padura

La Cuba actual

La conversación derivó hacia el género negro, del que Padura es un referente indiscutible con su detective Mario Conde. Para el autor, este género es el vehículo perfecto para retratar “la cruda realidad social del ambiente” en el que opera el investigador, que en su caso es la Cuba actual. Una realidad donde la supervivencia de los mayores, como los protagonistas de su libro, depende crucialmente de las remesas que envían sus hijos desde el extranjero, una situación que Padura calificó de “muy dolorosa”.

Ante la pregunta directa de Bustos sobre el monto de una pensión, Padura ofreció el dato concreto de su propia madre, subrayando la absoluta desconexión entre los ingresos fijos y el costo de la vida. “Un economista cubano dijo algo que creo que es muy optimista. Dice que una familia cubana promedio de dos personas para vivir un mes y alimentarse dignamente necesita 24.000 pesos. Y hasta hace una semana, que yo sepa, el salario promedio cubano andaba entre los 5 y los 6.000 pesos”, explicó. Esto significa que se necesitarían cuatro salarios medios solo para cubrir la alimentación básica de dos personas.

La diferencia entre Obama y Trump

Sobre la posibilidad de cambio en la isla, Padura se mostró consciente de la necesidad de transformaciones políticas y económicas, pero también realista respecto a la complejidad del proceso. “La sociedad cubana ha cambiado mucho”, afirmó, citando como prueba la masiva ola migratoria de los últimos años, que calcula en “alrededor de 1.200.000” personas, lo que equivale a un 10% de la población. Recordó el breve destello de esperanza que supuso el deshielo con Estados Unidos durante el gobierno de Obama, un periodo que narró en su anterior novela ‘Personas decentes’, y que se truncó con la llegada de Trump y la pandemia.

Plaza Vieja, en La Habana Vieja, patrimonio de la UNESCO

Alamy Stock Photo

Plaza Vieja, en La Habana Vieja, patrimonio de la UNESCO

Respecto a su propia situación como crítico del régimen, Padura admitió haber sufrido censura, como el incidente en 2015 cuando la película ‘Regreso a Ítaca’, basada en su guion, fue retirada inicialmente de un festival de cine. Sin embargo, destacó que la represión hacia su persona no ha sido física. Su castigo ha sido la invisibilidad: “Mis últimas novelas (…) no se han publicado en Cuba, no salgo en los periódicos, no salgo en la televisión”. Aun así, afirmó pagar ese precio “gustoso” por mantener su independencia creativa y no ha sentido la tentación del exilio. “La Tierra tira mucho”, confesó.

Para Padura, el drama social es el combustible de la literatura. “Los dramas surgen de las sociedades que tienen convulsiones, que tienen conflictos”, afirmó, bromeando con la idea de que la felicidad, como la de Suiza, no es narrativamente productiva. Su obra, incluida ‘Morir en la arena’, busca ser un “almacén de memoria” para las futuras generaciones de cubanos, rescatar del olvido impuesto episodios cruciales que marcaron la vida de su generación, como las purgas universitarias de los años 70 o la experiencia traumática de la guerra de Angola. “Todo esto se lo puedes decir a un cubano que tenga ahora 30 años y le parece que estás hablando en chino”, lamentó. Su labor, por tanto, es la de un cronista esencial que, desde la ficción, documenta la verdad de un país sumido en una crisis que, lejos de remitir, no hace más que agravarse.

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