Samuel Castrejón (19), torero, sobre su regreso a los ruedos: "Tenía claro que si volvía a torear era para dar de mí el 100%"

Hay historias que nos rompen los esquemas, y la de Samuel Castrejón, de 19 años, es una de ellas. Por la mañana estudia Psicología; por la tarde se enfrenta al ruedo, a la emoción y al riesgo. 

Su nombre ya venía sonando con fuerza durante los últimos meses, pero ha sido tras proclamarse ganador del certamen Camino hacia Las Ventas, en la Feria de Otoño, cuando su figura se ha consolidado como una de las grandes promesas de la tauromaquia. 

Él mismo lo explica con naturalidad: "Tenía inquietud por la mente humana, por las sensaciones, las emociones y, cuando terminé bachillerato, me di de que quería estudiar Psicología para entender a la gente y comprenderme a mí mismo". 

Esta doble formación no es algo accidental. Para Samuel, la psicología no solo acompaña su vida académica, sino también su desempeño en la plaza: "La psicología me ha ayudado en esas horas previas, esas semanas que pasas antes de citas importantes y luego a gestionar las emociones".   

DEL TENIS A LOS RUEDOS

Antes que torero, Samuel fue tenista. Pasó años compitiendo y con buenos resultados, aunque el aspecto mental terminó siendo decisivo: "Estuve unos 3 o 4 años jugando al tenis y era un deporte que se me daba bastante bien. Lo que pasa que no gestionaba bien el factor mental. Eso también me influyó a preocuparme e interesarme luego por la psicología".

La decisión de dejar el tenis y regresar al mundo de la lidia llegó estando a muchos kilómetros de España, durante una estancia en Estados Unidos: "Cuando volví de Estados Unidos le dije a mi padre que me iba a apuntar a la escuela otra vez y que si volvía a era para dar el 100% de mí".

El entorno familiar, profundamente aficionado a los toros, vivió la noticia con mezcla de orgullo y preocupación. Su abuelo, protagonista involuntario de la anécdota, se lo trasladó con humor:  "Cuando jugaba al tenis me decía: 'Lo que tienes que hacer es ser torero'. Y ahora que estoy en la profesión me dice: 'Tendrías que haberte metido al tenis y haber seguido por ahí.'"

EL ESPEJO DONDE SE MIRA

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Castrejón camina acompañado por una figura clave: Paco Ureña, su apoderado. La relación entre ambos es profunda: "Paco, más que mi apoderado es como otro padre". 

Ureña, por su parte, ha expresado su confianza absoluta en el joven torero: "Tiene unas condiciones para conseguir cosas especiales en el toreo. Ojalá sea consciente de todo lo que le intento inculcar".

En lo taurino, Castrejón ha confesado que encuentra su principal faro en Morante de la Puebla, cuya reciente retirada le afectó profundamente: "Su forma de llevar esta profesión era muy bonita. Y cuando pasó eso el 12 de octubre, fue un impacto grande. Los compañeros de la escuela nos pusimos a llorar y un amigo que toreaba el día siguiente me decía que no quería ni torear, que ya no tenía inspiración ni ganas ni vocación de nada. Nos pegó muy fuerte".

La conversación ha concluido con la aparición del periodista deportivo Manolo Lama, amigo de la familia y testigo de su crecimiento personal y taurino quien aseguraba que "la grandeza que tiene Samuel es que llega, tiene ese pellizco que estoy convencido de que va a hacer feliz a su hermana, a su abuelo, a su padre, a su madre..."

Samuel, por su parte, ha reconocido el sufrimiento silencioso que se vive, sin embargo, en la familia de un torero por el peligro al que se enfrentan y todo lo que se juegan en el ruedo: "Conozco los gestos de mi padre y sus reacciones y sé que él lo pasa muy mal".