El poeta del Siglo de Oro que compró una casa para desahuciar a otro escritor: "Le acusaba de sodomía"

La historiadora Ana Velasco descubre este pintoresco personaje de la historia de España que también fue uno de los espadachines más famosos del mundo pese a ser miope

Intriga contra don Francisco de Quevedo y Villegas en los jardines del palacio del Buen Retiro (hacia 1876), de Antonio Perez Rubio. Oleo sobre lienzo, 55 x 90 cm. Museo del Prado, Madrid,
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Herrera en COPE

Sofía Buera descubre con la historiadora Ana Velasco las curiosidades de la historia detrás de los escritores

José Manuel Nieto

Publicado el

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En la España del Siglo de Oro, las letras se mezclaban con la pólvora de los duelos y los cuchillos de la sátira. El poeta Francisco de Quevedo, genio de la palabra y azote de enemigos literarios, encarna como pocos esa fusión de arte, violencia y venganza personal. Así lo ha recordado la historiadora Ana Velasco en una conversación con Sofía Buera dentro del espacio Curiosidades de la Historia de Herrera en COPE, donde repasó algunas de las anécdotas más sorprendentes de escritores célebres.

Velasco recordó que Quevedo no solo fue poeta, sino también “uno de los espadachines más famosos del mundo, pese a su severísima miopía y a un pie zambo que le dejaba una cojera”. Las calles de Madrid todavía conservan placas que recuerdan cómo llegó a matar en duelo para defender a una dama. Pero quizá lo más llamativo de su vida fue su enemistad con Luis de Góngora, una rivalidad literaria y personal que trascendió la pluma y llegó a las acciones más crueles.

Una enemistad feroz

Según la historiadora, Quevedo acusaba constantemente a Góngora de “judaizante” y de “sodomía”, en unos ataques que hoy pueden parecer desmedidos pero que en aquella época golpeaban en lo más hondo de la reputación de un escritor. No se quedó en la palabra: “Compró una casa para desahuciar a Góngora”, recordó Velasco, en un gesto que hoy se leería como una humillación pública tan dura como sus versos satíricos.

La historia de esta rivalidad recuerda a otros episodios que la sección de Herrera ha rescatado en anteriores ocasiones, como las disputas literarias en torno a la autoría de Shakespeare (aquí puedes escuchar la entrega completa). En todos los casos, lo literario y lo personal quedaban irremediablemente unidos.

Entre la pluma y la espada

La conversación también evocó cómo la vida de Quevedo estuvo marcada por los “lances de honor”. Su paso por la cárcel fue habitual, no solo por su afición a los duelos, sino también por los versos que incomodaban al Conde-Duque de Olivares. Uno de sus encarcelamientos, en León, lo mantuvo cuatro años privado de libertad, dejando secuelas graves en su salud.

Placa en una céntrica calle de Madrid que lleva el nombre del escritor y poeta español del "Siglo de Oro" Francisco de Quevedo, mostrando su retrato y fecha de nacimiento y muerte.

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Placa en una céntrica calle de Madrid que lleva el nombre del escritor y poeta español del "Siglo de Oro" Francisco de Quevedo, mostrando su retrato y fecha de nacimiento y muerte.

El retrato que pinta Ana Velasco es el de un hombre que vivió con la misma intensidad con la que escribió, en un tiempo en que la palabra podía ser más peligrosa que una espada. Su figura conecta con otras historias narradas en este espacio, como el exilio del poeta Ovidio en Roma o el destino trágico de Petronio bajo Nerón, recordados en la misma charla.

Herrera en COPE mantiene así su línea de recuperar episodios desconocidos y fascinantes de la literatura, como ya hizo en entregas sobre el gesto enigmático de Julio Verne en sus últimos años (escúchalo aquí) o la historia de la malagueña que terminó reinando en la India (descúbrela aquí).

Villanueva de Los Infantes, Ciudad Real, España: Tumba donde reposan los restos del escritor Francisco de Quevedo en la iglesia de San Andrés.

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Villanueva de Los Infantes, Ciudad Real, España: Tumba donde reposan los restos del escritor Francisco de Quevedo en la iglesia de San Andrés.

El caso de Quevedo confirma que la literatura del Siglo de Oro no se entiende sin el pulso vital de sus protagonistas. Entre versos, acusaciones y duelos, el poeta madrileño mostró que su vida fue tan intensa y feroz como las metáforas que dejó en su obra.

Visto en ABC

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