La generación Z se baja de la noche: el ocio prefiere ahora la luz del día
Los jóvenes españoles cambian las discotecas y las copas por el 'tardeo', los planes culturales y las experiencias digitales, dibujando un nuevo mapa del ocio

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La imagen de las discotecas repletas de jóvenes forma cada vez más parte del pasado. Las nuevas generaciones ya no son tan fiesteras y han cambiado los hábitos nocturnos de sus predecesores. Según datos de FAD Juventud, solo un 26 % de los chavales sale de fiesta habitualmente, una cifra que contrasta con el más del 70 % que lo hacía hace una década. Esta tendencia, que se ha consolidado desde la pandemia, dibuja un nuevo paradigma en el sector del ocio en España.
Del 'tardeo' a los planes culturales
El tradicional ritual de salir de copas hasta el amanecer ha sido reemplazado por una amalgama de planes diurnos. El 'brunch', el 'tardeo' o las 'coffee parties' —fiestas sin alcohol que comienzan con deporte— ganan terreno. Los jóvenes, como varios han manifestado en el programa 'Herrera en COPE' de la cadena COPE, prefieren ahora "algún plan de tarde, en plan salir más a tomar algo a una terraza, y estar en un sitio donde puedes realmente establecer una conversación con las personas". Otros optan por "ir a museos, ir al cine" o al teatro, buscando "planes más tranquilos".
Prefiero otros planes, como ir al teatro o algún que otro musical"
Este vacío juvenil en la noche lo está llenando un público más adulto. Vicente Pizcueta, portavoz de la Federación Nacional de Empresarios de Ocio y Espectáculos, explica en el espacio radiofónico conducido por Sofía Buera que la generación de 40 a 60 años "se ha incorporado a la vida nocturna, aunque sea en horarios de tarde", un fenómeno al que también se suma el turismo.
Pandemia, pantallas y culto al cuerpo
Son varias las causas que explican esta transformación. El sociólogo y antropólogo Mariano Urraco apunta a una generación que ha crecido con Internet, marcada por la inmediatez y las crisis económicas recurrentes. A esto se suma el impacto del confinamiento por la COVID-19, que acostumbró a los entonces preadolescentes a planes más caseros y en grupos reducidos. Eulalia Alemany, directora de innovación de FAD Juventud, habla de una "reorientación del ocio, de la calle al ocio más digital y más experiencial", donde priman las suscripciones a plataformas de 'streaming' y los videojuegos.
Paralelamente, hay una mayor preocupación por la salud y la imagen, en lo que el sociólogo Mariano Urraco define como una 'sociedad escaparate' donde la apariencia es primordial. Este 'culto al cuerpo', junto al factor económico, ha provocado un desplome en el consumo de sustancias. Según Eulalia Alemany, "por primera vez en años, todas las drogas analizadas, tanto el alcohol, el tabaco, el cannabis y los hipnosedantes, registran descensos notables". Más de la mitad de los jóvenes entre 18 y 30 años han reducido la ingesta de alcohol y, como apostilla la directora de innovación de FAD Juventud, "también bajan las borracheras y aumenta la percepción de riesgo ante su consumo".
Por primera vez en años, todas las drogas analizadas [...] registran descensos notables"
Directora de Innovación de FAD Juventud
Un fenómeno que cruza fronteras
El cambio de hábitos no es exclusivo de España. Desde el Reino Unido, la corresponsal Eva Millán informa que un tercio de los locales de ocio nocturno han cerrado desde 2020. Entre las causas se encuentran los altos costes operativos, la falta de transporte nocturno y una mayor sensación de inseguridad. Millán destaca que los jóvenes británicos prefieren ahorrar para grandes festivales de música, cuyo coste puede alcanzar los 500 euros, y que un 43 % de los menores de 34 años ya no beben alcohol, principalmente por su impacto en la salud. La industria se reinventa con 'noches temáticas' sobre Juego de Tronos o Taylor Swift para atraer a un público de nicho.
En Francia, el panorama es aún más drástico: el 70 % de las discotecas ha desaparecido desde los años 80, según relata la corresponsal Asunción Serena. La juventud francesa prefiere quedarse en casa jugando a videojuegos o reunirse en hogares de amigos, donde se sienten más seguros y tienen el control de la música. El miedo a posibles agresiones, como los misteriosos 'pinchazos' que generaron alarma, también ha contribuido a que las discotecas "no son consideradas como un lugar seguro", especialmente entre la generación pos-MeToo.
Ante este escenario, surge la pregunta de si es el fin definitivo del ocio nocturno. El antropólogo Mariano Urraco se muestra cauto y recuerda que la noche es un tiempo que, de un modo u otro, siempre se ocupará. "Es raro que de repente la noche se quede ahí como un espacio vacío", afirma. Si bien hoy se llena con partidas de videojuegos online, no descarta que en el futuro se produzca un retorno al contacto físico. "La noche siempre va a estar ahí. Otra cosa es lo que hagamos con la noche", concluye, dejando abierta la puerta a futuras e impredecibles transformaciones del ocio juvenil.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.



