Marian Rojas: “Tener propósitos realistas nos ilusiona y cumplirlos nos llena de alegría”
Marian Rojas, psiquiatra y autora de 'Encuentra tu persona vitamina', explica en Fin de Semana con Rosa Rosado por qué es importante marcarse metas que sean posibles

Marian Rojas: “Tener propósitos realistas nos ilusiona y cumplirlos nos llena de alegría”
Publicado el - Actualizado
4 min lectura
Uno de los grandes clásicos: poco antes de terminar el año y muy poco antes de empezar el nuevo nos hacemos una lista, mental o física, con los propósitos que queremos cumplir en los próximos 365 días. Y dicen los psicólogos que eso nos hace estar más felices, empezar el año con más fuerza.
La persona perfecta para entender esto es la psiquiatra Marian Rojas, autora de ‘Encuentra tu persona vitamina’ que explica en Fin de Semana con Rosa Rosado por qué es útil hacerse propósitos de Año Nuevo: “El hecho de tenerlos nos ilusiona, y una persona sin ilusiones no puede ser feliz en la vida. La ilusión es un motor para el organismo, la mente y para el estado de ánimo, y se contagia. Una persona sin ilusiones tiene el alma arrugada. Parece que llega el 31 de diciembre, echa la vista atrás y ve sus viejos hábitos, sus fallos, esos propósitos que intentó hacer y no logró, que son los clásicos, sobre todo los relacionados con la salud como dejar de beber o de fumar, pero también están los de cambiar de trabajo o cortar con una relación que no me conviene, restablecer el contacto con gente que la tengo de lado… el hecho de que el año empiece parece que hace más fácil tener esas ilusiones, saber que podemos empezar de nuevo, como una hoja en blanco que genera mucha ilusión, pero no siempre es fácil porque abandonar los viejos hábitos no es tan sencillo. Ilusiones es bueno pero abandonar esas malas costumbres puede ser muy complicado”.
Rojas detalla que muchas veces, al final, “nos ponemos metas irreales si no tenemos ayuda externa o claras las ideas”, por eso diferencia entre metas y objetivos: “Meta es decir ‘este año voy a perder peso, ir al gimnasio y dejar de fumar’, pero luego hay que tener unos hábitos concretos diarios que son los que te ayudan a conseguir esa meta. Si te pones metas muy fuertes pero no sabes cómo hacerlas en el día a día, a las dos o tres semanas de haber empezado va a desaparecer, será materialmente imposible que lo consigas. Por eso recomiendo que en esa meta tan grande que se ha propuesto lo que intente es aterrizarla, ponerla en un papel y decir ‘cómo lo consigo’”.
La psiquiatra entra entonces en lo que es el ‘Síndrome Buena Esperanza’: nos entusiasmamos con una meta y sus objetivos respectivos pero, en realidad, ni nosotros mismos nos creemos que vayamos a realizar estos cambios porque creemos que no podemos hacerlos. “Pasa en momentos concretos y uno dice ‘ahora lo voy a conseguir’, pero es cierto que muchas veces son propósitos eternos que uno intenta conseguir pero que nunca se ha sentado de verdad delante de un papel para ver si realmente es realista y se puede conseguir. Si hemos intentado mil veces hacerlo y no sale adelante, como decía Einstein, ‘si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo’. Si siempre te has dado cuenta que buscas algo y en un tiempo desistes, hay algo en ese tiempo que no has hecho bien. Por eso digo que estos objetivos deben ser compartidos, por ejemplo con tus padres o con tus hermanos, con tu pareja, con los compañeros de piso, etc., no sentirse solo”.
Por todo ello Marian recomienda “empezar el 1 de enero con tres metas”: “Cada uno de mes esas tres metas salen como alarma de tu móvil a una hora que sabes que no la eliminarás directamente. Haces cinco minutos de planteamiento para saber cómo lo vas a hacer, cosas realistas. Cuando lo logramos eso genera un bienestar indescriptible, una sensación de gratificación brutal, sobre todo en las cosas que cuestan”.
La autora de ‘Encuentra tu persona vitamina’ no rehúye un tema difícil: los propósitos que nos ponemos pero cuya consecución no depende de nosotros, al menos del todo, como salir antes de trabajar para estar más con la familia, pero tu jefe te complica la vida siempre: “El solo tenerlo en mente significa que ya priorizas. A mí me pasa, intento estar antes en casa pero llega algo imprevisto, pero al menos en tu cabeza está esa ilusión de estar con ellos. Y cuando llegues a casa hazlo con una sonrisa, móvil metido en el bolsillo o la mochila pero no en las manos, y que los que te están esperando en casa te vean llegar con alegría, inundando la casa de ilusión, no que llegues y la sensación sea de cansancio y tristeza”.
¿Desistir es sinónimo de ser un fracasado? ¿Debemos sentirnos mal con nosotros mismos, no hay redención posible? “Claro que no”, zanja Marian, que detalla que “siempre digo que la vida es como un GPS. Imagina que estás en Madrid y decides ir a Valencia, te pones el GPS en el teléfono y vas yendo, pero entonces el GPS te recalcula ruta. A veces nos tendemos obsesionar con algunas metas, que pueden ser complicadas o irreales, pero es importante no tener miedo a parar, frenar y pensar si esas metas y objetivos son realmente los adecuados porque me llevan siempre a chocar contra un muro y hacerme sentir un fracasado”, termina la psiquiatra.



