“Un detalle macabro”: El gesto de Bernardo Montoya nada más asesinar a Laura Luelmo que revela su personalidad

El criminólogo Nacho Abad repasa en COPE el caso de la profesora asesinada en Huelva y la reacción del asesino tras conocer el veredicto

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“Es un detalle macabro”: El gesto de Bernardo Montoya nada más matar a Laura Luelmo que revela su personalidad

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El jurado popular ha declarado este viernes que Bernardo Montoya es culpable de todos los cargos por el asesinato de la profesora Laura Luelmo. Ha sido un veredicto exprés: el juicio terminó el jueves y el viernes a las 12 de la mañana le entregaron las preguntas del objeto del veredicto al jurado, y a las 17:30 de la tarde ya habían terminado de contestarlas, como explica en Fin de Semana de COPE el periodista criminólogo Nacho Abad.

Además, el colaborador del espacio que presenta Cristina López Schlichting ha querido relatar la curiosa reacción del ya condenado cuando preveía cuál iba a ser el veredicto del jurado. “Montoya, al conocer el veredicto que le esperaba le preguntaron los periodistas qué sentía dijo: “Odio”. Le han considerado culpable de: secuestro, violación y asesinato de Laura Luelmo”, comenta. Una confesión de sentimiento de odio que ha levantado la extrañezas de la presentadora, que se preguntaba hacia quién dirige Montoya su odio en este caso.

No obstante, y tal y como explica Abad este sábado, su abogado tenía cierto grado de esperanza de que no le condenaran por agresión sexual. ¿El motivo? La falta de restos de semen en el cuerpo de la joven profesora. “Porque los técnicos dicen que no habían encontrado semen en el cuerpo de Laura Luelmo pero sí restos biológicos de Montoya. Pero el jurado lo tenía claro”, sentencia el criminólogo.

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¿Qué ocurrió en diciembre de 2018 con Laura Luelmo?

Los hechos ocurrieron en 2018, un 12 de diciembre, como recuerdan los colaboradores de Fin de Semana. “Ella venía de comprar unos huevos, unas patatas fritas y unos huevos del supermercado”, comenta Abad. “Viven enfrente, puerta con puerta, y él la ve, le gusta y se le antoja que quiere mantener relaciones sexuales con ella. La mete dentro de su casa, le da una paliza, la maniata, la amordaza, y se da cuenta de que se había olvidado el infiernillo fuera, y pensó: a ver si algún vecino lo ve y viene a avisarme y me pilla”, narra el criminólogo sobre los hechos que ocurrieron hace tres años.

“Laura consiguió rearmarse y cuando volvió Montoya le dio una patada para escapar, lo que enfadó aún más al condenado, que le dio una paliza soberana, la metió en una habitación, la violó y luego la mató de un golpe en la cabeza”, concluye.

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El detalle de Montoya nada más asesinar a Laura

En ese momento, el psiquiatra forense José Miguel Gaona ha querido resaltar un detalle de lo que hizo Montoya nada más asesinar a la joven profesora y que refleja parte de su personalidad. “Una vez la asesinó se come las patatas fritas”, subrayaba, en referencia a la compra que esta había realizado en el supermercado sólo unos minutos antes.

“Parece una tontería pero acaba de asesinar a una persona, su estado anímico debería estar alterado, pero tiene hambre y la compra de esta pobre niña es vandalizada por este individuo y se come las patatas fritas, es un detalle macabro. Este hombre da la impresión de que está lleno de odio y de una violencia incontrolada, es otro como el pedófilo que mató al niño que él mismo, conocedor de su dinámica psicológica, pidió que no le dejasen salir de la cárcel. En ocasiones hay que hacer caso a estos individuos”, concluye.

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