La revista Alfa y Omega nos ofrece hoy la historia de Ibrahim, un joven temporero natural de Guinea Conakry que llegó a Cazorla a mediados de noviembre para trabajar en la aceituna. Como tenía problemas para abrirse una cuenta, la trabajadora social pidió a un matrimonio muy comprometido en la parroquia que le acompañaran al banco. Aquel día Ibrahim comió con Ramón y Juana y les habló de sus ilusiones. Es solicitante de asilo y les contó cómo salió de su país con apenas 14 años y cómo cruzó medio continente africano sufriendo robos y agresiones hasta desembarcar en Ceuta en una patera.

Desde entonces ha pasado por Cádiz, Algeciras, Puerto Real, Jerez y ahora Cazorla. Con esa vida no podía estudiar, pero su sueño es ser abogado para defender los derechos humanos y luchar contra la injusticia. Ramón y Juana disponían de una habitación vacía y se decidieron a acogerle. Ahora le consideran como a un hijo. Ibrahim ha empezado a preparar el examen de ESO en la escuela de adultos, lo que compagina con su trabajo como temporero. Dice que se siente feliz y que ha encontrado una nueva familia en Cazorla. Siendo musulmán, acompaña cada sábado a sus padres a la Misa de las 19:30 horas. En el fondo, en la acogida de Ibrahim tiene mucho que ver la fe. Como dice Ramón, “lo que hace feliz al ser humano es el amor a Dios y al prójimo”, y este matrimonio reconoce la llegada de este nuevo hijo como parte del plan de Dios y como un regalo para ellos.

Ramón y Juana son el ejemplo de una Iglesia y una sociedad, la de Cazorla, acogedoras, que establece vínculos con los que llegan para trabajar un fruto tan simbólico para esta tierra como es la aceituna.

El director del Secretariado de Migraciones de la diócesis de Jaén, Jesús Castro, explica que uno de los grandes retos que tiene la Iglesia por delante, además de su ingente labor asistencial, es la de crear espacios para una convivencia fraternal. Para eso se han organizado encuentros entre temporeros y alcaldes, temporeros y empresarios, e incluso se ha llevado a los chicos a conocer las cooperativas donde llega el fruto de su trabajo. Y eso ayuda mucho a cambiar la mentalidad y la manera de mirar la realidad de unos y otros.