Ana Fernández, óptica, sobre la ayuda de 100 euros a los menores de 16 años para comprar gafas: "Todo lo que sea ayudar bien hecho está"
Ana, segunda generación de José Luis Óptico en Vitoria: "Entre las novedades que barajamos hay unas gafas de cristal líquido, tipo las Meta, que te comunican a nivel visual y auditivo"

Ana Fernández, segunda generación de José Luis Óptico de Vitoria, en Cope Euskadi
San Sebastián - Publicado el
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El Gobierno Central acaba de anunciar que los menores de 16 años contarán a partir del próximo curso con una ayuda directa de 100 euros para gafas y lentillas para hacer frente a la "pobreza visual" en los menores, condenados a no ver bien por no poder pagar unas gafas. Una realidad que está relacionada con el 30% de casos de abandono escolar. Una ayuda económica de carácter universal y que es positiva aunque no suficiente para determinados problemas visuales, según explica en Cope Euskadi Ana Fernández, de José Luis Óptico en Vitoria.
"Todo lo que sea ayudar bien hecho está", subraya Ana Fernández. Pero explica que hay determinados problemas visuales muy serios que requieren de un desembolso económico bastante mayor que 100 euros. "Así que dependerá de a quién le preguntes. Si es un problema leve esta ayuda será suficiente". También se acuerda de la población mayor, la que más problemas visuales sufre y que no está incluida en estas ayudas. "A veces son los colectivos más desfavorecidos", subraya.
novedades
"No todo está inventado", explica en Cope Euskadi Ana Fernández, segunda generación de ópticos, junto a su hermano José Luis. Trabajan juntos aunque en espacios separados. Él trabaja en la óptica Te Veo en la calle Gorbea y ella en José Luis Óptico en la calle Olaguibel. Nos cuenta que ha estado en Madrid y que una de las novedades que barajan traer a sus establecimientos son "unas gafas con cristal líquido, tipo las de Meta, que además de tener unas lentes que son una pasada, te sirven para comunicarte a nivel visual y auditivo".
"nos ponemos en los zapatos del de enfrente"
Ana y José Luis son la segunda generación de ópticos de un negocio familiar que han vivido desde niños y que inauguró su padre, que ahora tiene 92 años y aún les visita en la óptica. Su padre comenzó con veintitantos años porque "la necesidad apretaba" y para sus hijos, sobre todo para ella, fue "una elección". "Nosotros nos ponemos en los zapatos del de enfrente y hacemos lo que nos gustaría que nos hiciesen", afirma Ana Fernández en Cope Euskadi.
vuelta a la artesanía
Ana recuerda cómo trabajaba su padre en la óptica. Lo define como un artesano. "Yo recuerdo, cuando no existían las biseladoras automáticas, cómo él hacía esta función con un alicate. Él cortaba el vidrio manualmente y luego biselaba las lentes, dando forma para encajarlas en la montura", explica.
"Ahora sin embargo se vuelve hacia la artesanía", subraya. Hay ópticas a las que les gusta la artesanía y hacen ellos mismos las gafas. "Son artesanos, no en las lentes, pero sí en las monturas", concluye Ana.