La Pamplona de las tres ciudades enfrentadas, una guerra interna que forjó la capital navarra: "Esto no es un campanario religioso para llamar a misa, sino que tiene carácter de torre defensiva de la muralla"
Las tensiones entre la Navarrería, San Cernin y San Nicolás culminaron en una cruenta guerra en 1276, un conflicto que tardaría casi 150 años en resolverse

Luis Tena habla de la historia de Pamplona desde el punto de vista de la arquitectura
Pamplona - Publicado el
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La fisonomía actual de Pamplona es el resultado de siglos de historia, y uno de sus episodios más determinantes ha sido la división y posterior conflicto entre sus tres núcleos de población en la Edad Media. El arquitecto Luis Tena, en su sección sobre la historia de la arquitectura pamplonesa en COPE Navarra, ha explicado cómo la ciudad estaba fragmentada en el siglo XIII en tres burgos: la Navarrería, San Cernin y San Nicolás. Según Tena, no se llevaban bien "porque eran gentes distintas, con intereses diferentes, incluso orígenes geográficos muy distintos".
Entre estos núcleos existían "tierras de nadie", como la actual Plaza del Castillo o la Cuesta de Santo Domingo, que servían de separación y donde se asentaban órdenes mendicantes. Esta hostilidad ha quedado impresa en la arquitectura urbana. Las torres de las iglesias no eran meros campanarios, sino auténticas fortalezas defensivas. Como señala Tena, al ver la torre de San Nicolás, se aprecia que "esto no es un campanario religioso para llamar a misa, sino que tiene carácter de torre defensiva de la muralla".
Fortalezas en lugar de campanarios
Esta función defensiva era compartida por las torres de la iglesia de San Cernin y la de San Lorenzo, que originalmente "era potentísima, altísima", antes de ser modificada para convertirla en una torre religiosa. Las tensiones eran constantes y los conflictos, de extrema dureza. Tena relata un episodio en el que los habitantes del burgo de San Cernin, "por ser más ricos, más trabajadores, tenían también más fuerza militar", invadieron San Nicolás. La narración, calificada por el arquitecto como "súper dramática", cuenta que no solo destrozaron la población, sino que saquearon la iglesia y mataron a sus ocupantes.
Esto no es un campanario religioso para llamar a misa, sino que tiene carácter de torre defensiva de la muralla"
La guerra de 1276 y la larga espera
La espiral de violencia culminó en la conocida como Guerra de la Navarrería de 1276. En aquel año, los burgos de San Cernin y San Nicolás se unieron para arrasar por completo la Navarrería, que tardaría mucho tiempo en recuperarse. Este acontecimiento sumió a la ciudad en una profunda división que se prolongaría durante casi un siglo y medio, un hecho que Tena considera "incomprensible a nuestros ojos de hoy en día".
La vida en aquella época era extremadamente difícil. El arquitecto dibuja un panorama marcado por "el hambre, la insalubridad, las enfermedades" y una esperanza de vida que difícilmente superaba los 40 años. Las construcciones de barro y madera eran vulnerables a los incendios, que debían ser "algo tremendo", y la falta de saneamiento o iluminación hacía de las ciudades lugares muy hostiles.
1423: El Privilegio de la Unión
Hubo que esperar hasta 1423 para que el rey Carlos III el Noble pusiera fin a la división. Decidido a que Pamplona progresara como capital del Reino de Navarra, decretó el Privilegio de la Unión. Según palabras del monarca que recuerda Tena, la idea era que "si Pamplona quiere progresar como capital del reino de Navarra, tenemos que dejarnos y remar todos en la misma dirección, y vamos a unirnos".
Si Pamplona quiere progresar como capital del reino de Navarra, tenemos que remar todos en la misma dirección"
Con la unificación, Pamplona comenzó a configurarse como una única ciudad. Las "zonas de nadie" se fueron rellenando con dotaciones y edificios institucionales ubicados en lugares "neutros" para no avivar viejas rencillas, como el ayuntamiento o el mercado. De la época medieval quedan hoy la estructura del parcelario, la Cámara de Comptos, las iglesias de San Cernin y San Nicolás, y parte de la catedral, pero la Navarrería fue sustituida por completo. Su trazado original es la única huella que sobrevivió a la destrucción.
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