"Cada vez acuden más padres motu proprio": María Aguirre, psicóloga deportiva riojana, que ha tratado con estrellas como Athenea del Castillo, explica cómo la presión sobre los más pequeños puede ser perjudicial para su calidad de vida

La exigencia desmedida y las altas expectativas pueden generar ansiedad, miedo al fracaso e incluso provocar el abandono temprano de la actividad deportiva en los menores

Un niño cántabro juega al fútbol en el colegio y la lección que le da a un reportero al contar su historia es para enmarcarla
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Hablamos con María Aguirre, psicóloga deportiva

Manuel Pérez Esteve

Logroño - Publicado el

3 min lectura3:34 min escucha

La presión que algunos padres ejercen sobre sus hijos en el deporte puede tener consecuencias muy negativas. Esa exigencia de un buen rendimiento durante, por ejemplo, un partido de fútbol de sábado por la mañana, puede generar en el niño más ansiedad de la que debería. La psicóloga María Aguirre, experta en el trabajo con deportistas, explica que es fundamental abordar estas dinámicas, ya que pueden perjudicar mucho en la convivencia familiar a largo plazo.

María Aguirre, psicóloga deportiva

María Aguirre, psicóloga deportiva

Ansiedad y miedo al fracaso

Según la especialista, cuando un menor se levanta cada fin de semana con unas expectativas demasiado altas, a menudo generadas por su entorno familiar, se enfrenta a un aumento significativo de la presión y la ansiedad, lo que condiciona su calidad de vida

Esto puede llevar al niño a entrar en un bucle de miedo al fracaso o a la decepción, disminuyendo su capacidad para disfrutar de la actividad. "Una de las consecuencias más directas es el abandono temprano del deporte, porque los chavales pierden la motivación para ir a entrenar cada día", advierte la psicóloga.

Tus resultados no te definen

Otro de los grandes riesgos es que los jóvenes necesitan desarrollar su identidad independientemente de su rendimiento deportivo. La presión les lleva a pensar que solo tienen valor si obtienen buenos resultados, una idea que la psicóloga resume en la frase: "valgo si gano o si consigo ciertos resultados, o si demuestro a mi padre o a mi familia lo válido que soy". 

Este sentimiento no nace tanto de la frustración, sino de "esa sensación de tener que demostrar continuamente, de no tener una aceptación incondicional por parte de quienes se supone que son sus figuras de apego".

Valgo si gano o si consigo ciertos resultados, o si demuestro a mi padre o a mi familia lo válido que soy"

María Aguirre

Psicóloga deportiva

El problema no se limita al ámbito deportivo. María subraya que el malestar generado por esta presión puede moverse a otras áreas, afectando a la propia dinámica familiar en el día a día. De hecho, la experta advierte que esta situación "puede afectar en la comunicación, puede afectar en la confrontación, puede afectar en la manera en la que aceptan ciertas normas o límites". Como consecuencia, también puede verse perjudicado el rendimiento en los estudios, ya que los niños necesitan un entorno seguro para desarrollarse en todas sus facetas.

Puede afectar en la comunicación y en la confrontación"

María Aguirre

Psicóloga deportiva

La comunicación, la clave

Para revertir esta situación, el trabajo con los padres es crucial. La psicóloga destaca la importancia de una correcta psicoeducación para que los progenitores entiendan conceptos como la diferencia entre motivación intrínseca y extrínseca o la necesidad de un acompañamiento incondicional

El siguiente paso es un entrenamiento en comunicación emocional, que consiste en "sustituir frases como '¿has ganado?' o '¿cómo habéis quedado?' por, 'bueno, ¿qué has aprendido?' o '¿cómo consideras que has gestionado esta situación?'", explica.

María, que ha trabajado con deportistas de élite como la futbolista Athenea del Castillo, asegura que cada vez más padres acuden a su consulta para aprender a gestionar estas situaciones. En las sesiones, que pueden ser conjuntas o por separado, se busca crear alianzas de comunicación y fomentar un diálogo abierto sobre roles y expectativas. Se trata de que haya una manera de aprender a comunicarse para "saber qué necesita".

Beneficios de un deporte sano

Cuando se practica de forma saludable, el deporte aporta enormes beneficios. Es una herramienta para socializar, disfrutar y aprender valores como el sacrificio o el trabajo en equipo. Si el núcleo familiar ofrece una buena aceptación, "se puede crear una autoestima muy completa y sólida para construir su personalidad", afirma la psicóloga. Además, se desarrolla la autonomía y se refuerza la importancia del esfuerzo y de mantener una actitud positiva ante el fracaso.

En definitiva, el objetivo principal del deporte en edades tempranas debe ser el disfrute. Aunque la competición es una realidad, María concluye que "en el período evolutivo en el que están desarrollando la práctica deportiva, el principal objetivo es el disfrute e interactuar con iguales, además de tener un rato en el que se olviden un poco también de su rutina y de sus deberes".

Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.

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