Un incendio arrasa la fábrica Sillalfaro en Alfaro y deja en vilo a 22 familias: "Una bola de fuego lo ha devorado todo"

Amanecía en Alfaro cuando una densa columna de humo rompía la calma habitual del polígono industrial Tambarría. La fábrica de muebles Sillalfaro, con tres décadas de historia, ardía con violencia desde poco antes de las 07.05 horas. Los trabajadores, que comenzaban su jornada, fueron los primeros en enfrentarse al fuego. "Una bola de fuego salió disparada", relatan testigos. Usaron todos los extintores sin éxito. El incendio se propagó con rapidez por la zona de exposición y fabricación, dejando tras de sí cenizas, humo y una profunda desolación.

El gerente de la empresa, uno de los primeros en intentar sofocar las llamas, fue trasladado al Hospital de Calahorra tras inhalar humo. Otros cinco empleados también fueron atendidos por los servicios sanitarios, que se desplegaron con rapidez. Las empresas vecinas ofrecieron cobijo y ayuda a la veintena de trabajadores, afectados tanto física como emocionalmente.

Los bomberos del CEIS Rioja y de Navarra tuvieron que enfrentarse a un obstáculo añadido: la falta de presión de agua en el polígono, un problema que arrastra desde hace semanas. Con gran esfuerzo y colaboración de las empresas colindantes, pudieron conectar las mangueras a hidrantes ajenos y empezar a controlar las llamas. A esta hora, el incendio está perimetrado y contenido, según ha confirmado Omar, trabajador del polígono.

La Policía Local y la Guardia Civil regulan el tráfico por un solo carril en la concurrida salida hacia Tudela. Las naves cercanas fueron desalojadas y el Ayuntamiento ha pedido a los vecinos del casco urbano mantener ventanas cerradas por la nube de humo.

El drama ha golpeado con dureza a las 22 familias que viven de Sillalfaro. La fábrica, con un modelo de negocio familiar y local, era más que una fuente de empleo. Era un símbolo de esfuerzo compartido. "Es devastador", expresa Amadeo, compañero de los afectados.

Desde 1994, esta empresa riojabajeña había crecido gracias al trabajo constante y al apego a la madera como forma de vida. Hoy, ese legado se tambalea entre cenizas. Pero entre los trabajadores hay algo que no ha ardido, la solidaridad. Unidos como una piña, se abrazan, se dan fuerza, y miran al futuro con la esperanza de reconstruir lo que el fuego se llevó.