El pueblo de Galicia que decidió volver a las pesetas y a los precios del 2002 como medida contra la crisis: les funcionó de forma espectacular

Esta localidad tomó una decisión en 2012 que les ayudó y que hizo que muchos sacasen conclusiones al respecto del euro

La Casa do Concello de Salvatierra de Miño

La Casa do Concello de Salvatierra de Miño

Luis Calabor

Madrid - Publicado el

3 min lectura

En enero de 2002, España dejó atrás la peseta, su moneda de toda la vida, para abrazar el euro. Aquel cambio trajo consigo promesas de modernización, estabilidad económica y un mercado común más fuerte. Sin embargo, más de dos décadas después, muchos siguen recordando la peseta con cierta nostalgia… y no solo por razones sentimentales. La sensación generalizada de que los precios subieron tras la llegada del euro y de que los sueldos no siguieron el mismo ritmo aún persiste en gran parte de la población.

Ahora, en un contexto de crisis económica, un pequeño pueblo gallego decidió, en 2011, mirar hacia atrás para encontrar una solución sorprendente y muy efectiva.

Numerosas monedas antiguas de España. Pesetas españolas de la época del rey Juan Carlos I.

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Durante un tiempo, las pesetas volvieron a ser la moneda de Salvaterra de Miño

LA SOLUCIÓN DE SALVATERRA DE MIÑO CONTRA LA CRISIS EN 2011: LA PESETA

En el municipio de Salvaterra de Miño, situado en la provincia de Pontevedra y a solo un puente de distancia de Portugal, un grupo de comerciantes puso en marcha una iniciativa que revolucionó la vida local. Durante varios meses de 2011, los vecinos y visitantes pudieron pagar en pesetas, la antigua moneda española, utilizando el mismo tipo de cambio que se aplicó en 2002: 166,386 pesetas por euro.

La medida, impulsada por la asociación de comerciantes Unes, nació como respuesta a la crisis que paralizó la actividad económica en la zona. Lejos de ser una simple campaña publicitaria, se convirtió rápidamente en un fenómeno local, atrayendo a cientos de personas dispuestas a gastar las pesetas que aún conservaban en cajones, huchas o cajas fuertes familiares.

Los vecinos de Salvaterra de Miño tomaron una decisión

Los vecinos de Salvaterra de Miño tomaron una decisión

El resultado fue un auténtico respiro para los negocios del pueblo. Establecimientos como perfumerías, ópticas, bares, peluquerías o tiendas de electrodomésticos notaron un aumento significativo en las ventas desde que comenzó la iniciativa. Clientes de Vigo y otras localidades cercanas acudieron  atraídos por la posibilidad de comprar a precios ajustados y revivir, en cierto modo, el poder adquisitivo de 2002.

El pueblo recaudó cerca de un millón de pesetas durante esta iniciativa

EL RESULTADO: EXTRAORDINARIO

En algunos casos, las recaudaciones en pesetas superaron todas las expectativas, y los comercios utilizan programas informáticos para calcular automáticamente los precios y devolver el cambio en euros. Las monedas y billetes, siempre que se hubiesen emitido después de 1940, eran válidos para compras de todo tipo, desde un café hasta una televisión.

Pese al éxito de la campaña, sus impulsores dejaron claro que no se trataba de una llamada a regresar a la peseta ni una crítica directa al euro. Su intención fue estrictamente práctica: reactivar la economía local utilizando recursos que ya estaban en manos de los ciudadanos y que, en muchos casos, permanecían inutilizados.

Monedas de España. Saltador de altura representado en la moneda de 25 pesetas española dedicada a los Juegos Olímpicos de Verano de Barcelona 1992.

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Las pesetas siguen teniendo valor en el mundo de la numismática

Gracias a la flexibilidad del Banco de España en el momento, que permitía canjear pesetas, los comerciantes recogían el dinero y lo entregarn al organismo para su conversión oficial. Esta posibilidad despertó el interés incluso de coleccionistas, que preguntan por billetes antiguos y buscan rarezas entre las transacciones del día a día. En 2021, diez años después, el Banco de España puso fin a la posibilidad de cambiar las pesetas por euros. Eso sí, varias de esas monedas tienen valor en el mercado de la numismática.

La iniciativa de Salvaterra logró recaudar alrededor de un millón de pesetas en apenas unos meses. Aunque su alcance es local y su continuidad limitada, plantea una reflexión importante sobre el consumo, el valor del dinero y la relación emocional que muchos españoles mantienen con su antigua moneda.

Con el euro bajo presión en ciertos sectores sociales y económicos, este curioso “viaje al pasado” demuestra que, en tiempos difíciles, las soluciones más efectivas no siempre pasan por grandes reformas, sino por ideas creativas, arraigadas en la realidad cotidiana.  En Salvaterra, volver a las pesetas supuso, al menos durante un tiempo, una forma de avanzar.

Herrera en COPE

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