Alquilan un piso en Orense por vacaciones y lo que descubren en la planta de abajo les deja fuera de juego: “No lo reembolsan”
A través de sus redes sociales contaban la experiencia que les dejaba sin palabras y sin entender cómo habían llegado hasta ahí

Orense
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Agosto ya está aquí, y eso suele significar solo una cosa: estamos prácticamente en vacaciones. Tal vez seas de los que ya las han disfrutado y este mes marque tu regreso a la rutina, pero lo cierto es que, para muchos españoles, estos 30 días son de los favoritos para tomarse un merecido descanso.
Es el momento ideal para desconectar, relajarse y recargar energías tras un año lleno de actividad y de sobresaltos. Y, para conseguirlo, lo normal es que hagas las maletas y cambies de entorno y de destino.
No hace falta gastar una fortuna ni volar al otro lado del charco; cualquier escapada puede ser perfecta para romper con la rutina. Puede que te decidas pasar unos días en la playa, en tu casa del pueblo, o hacer pequeñas salidas puntuales.

Aeropuerto de El Prat
Lo importante es que agosto es una época en la que el turismo se intensifica. Y cuando hablamos de viajar, parece que ya no nos conformamos con explorar nuevos rincones dentro de España; ahora buscamos destinos más lejanos y poco convencionales.
Por eso, es cada vez más raro ver a personas (sobre todos si bicheas mucho las redes sociales) que se quedan en España y viajan a destinos “más típicos”. Pero te vamos a contar la historia de una pareja que sí que lo hizo y que el viaje quedó para la anécdota.
Un descubrimiento que les deja fuera de juego
En estos meses de verano en los que las temperaturas son tremendamente altas, pensamos en evadirnos del calor. Y, para eso, si tenemos la oportunidad, optamos por irnos a un destino donde el calor apriete menos. Y, cuando se trata de España, eso suele ser el norte.
Asturias, Cantabria o Galicia son de los lugares preferidos para tener un poco de fresquito y desconectar. Sus paisajes, gastronomía, y gentes son algo de lo que realmente vale la pena disfrutar.
Y es, precisamente, en Galicia, en Orense, donde ocurre esta historia. Pascual fue acompañado a la provincia, concretamente, a la zona de Ribeira Sacra, y ahí alquilaron un apartamento para pasar unos días de vacaciones.
Lo que no esperaba era que, en la planta de abajo, hicieran un descubrimiento que les dejaba completamente fuera de juego. Resulta que, lo que tenían abajo, no era más que un cementerio.
Pero cuando decimos abajo es literal. Si te asomabas por la ventana, veías cómo las tumbas y los nichos se amontonaban justo debajo de ti, rodeados de flores y recuerdos.
Ellos, sin duda, terminaban por tomárselo a risa, y no dejaban de soltar carcajadas cuando enseñaban cómo estaba dispuesto el cementerio debajo de su casa. “Ahora entiendo por qué la reserva no es reembolsable. Un 10 en tranquilidad” decía con mucho sentido del humor.
“Lo que más me gusta es que los vecinos no nos van a molestar” decía entre risas, mientras su compañera no podía parar de desternillarse.
Un tipo de turismo que cada vez tiene más protagonismo
Se conoce como turismo genealógico y consiste en viajar a un sitio al que estés unido familiarmente. Normalmente, porque hay algún antepasado tuyo que vivía allí. Así pues, descubres tus raíces a través del viaje.
Eso sí, no es tan sencillo como simplemente viajar, porque requiere de una investigación previa. O bien la haces tú por tu cuenta, que, la verdad, es complicada de por sí, o te ayudas de entidades que se dedican exactamente a esto.
Entidades como Turisgen, una agencia de viajes que ayuda a los viajeros a descubrir de dónde vienen, con una investigación genealógica previa. Quim Sangrá es investigador en esa agencia y cuenta cómo este tipo de turismo “ancestral” está cobrando cada vez más protagonismo.

Oficina de turismo
“Hay países donde esto hace muchísimos años que se trabaja, que se impulsa, que se anima a hacer este tipo de turismo, sobre todo el Reino Unido, por o Francia o Italia” empezaba contando.
“Son países que han tenido diásporas de migraciones muy importantes hacia América o hacia otros continentes y al cabo de unas generaciones, ya instaladas como americanos, como argentinos, como brasileños, etcétera, han empezado a buscar de dónde venía su familia” confesaba.
Algo que ya ha llegado a España y que está cada vez más de moda. Cree que, de hecho, ha crecido porque todo está vez más acelerado y la gente necesita parar y descubrir de dónde viene.