La sonrisa que nunca borró la dana: "Venían y me daban abrazos y para mí eso bastaba"
Nawal, de Orba Pastelería, recuerda la dana que arrasó su negocio y celebra la fuerza de la comunidad de Alfafar que le ayudó a volver a empezar

Escucha la entrevista a Nawal y cómo ha sido este último año desde la dana
Valencia - Publicado el - Actualizado
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Un año después de la dana que arrasó gran parte de la provincia de Valencia, entre esos pueblos se encuentra Alfafar. Ahora, la imagen del municipio es completamente distinta. Los comercios han reabierto, los vecinos pasean por las calles y la normalidad parece haber regresado. En la pastelería Orba, su gerente, Nawal, atiende con una sonrisa que, nunca perdió, ni siquiera en los momentos más oscuros de la riada que destruyó por completo su negocio. "Fue un día muy triste, y la verdad que no queremos recordar, queremos mirar ahora al futuro, ser positivos y ojalá que no vuelva a pasar otra vez", explica emocionada.
Los días siguientes a la tragedia, a pesar de no tener "ni horno ni luz", Nawal repartió pan entre sus vecinos. La solidaridad fue una constante desde el primer momento, cuando cerca de 40 voluntarios se presentaron en su local para ayudar. "Han venido y me han dicho, ¿qué necesitas? Dinos lo que tenemos que hacer, y lo hacemos", recuerda Nawal sobre el inicio de las labores para sacar el barro y todo lo que el agua se había llevado.

Nawal al día siguiente de la Dana intentando recuperar sus enseres
Dinos lo que tenemos que hacer, y lo hacemos
Pastelera de Alfafar
La gerente de Orba también organizó una merienda solidaria la tarde de Reyes para que a ningún niño de Alfafar le faltase su roscón. Un gesto que sus vecinos no olvidan. "Me apoyan casi todos. Vienen y me dicen, aquí volveremos a tomar café, por todo lo que nos has dado", comenta agradecida. Ella, con humildad, insiste: "Yo no he dado nada, yo ayudé a que ellos tengan aquí pan gracias a World Central Kitchen".

Nawal con su marido en la pastelería atendiendo a vecinas de Alfafar
La fuerza para seguir adelante
Nawal encontró la motivación para no rendirse en su entorno más cercano y en la necesidad de ayudar a los demás. "Mi apoyo fue mi marido, primero, él se cortó, se hizo mucho daño", afirma. Pero, sobre todo, fue el impulso de ver a otras personas en una situación peor que la suya. "Esta persona está peor que yo, tengo que ayudar. Yo estoy con salud, él no puede, y yo puedo ayudar, puedo organizar con las ONGs y con mucha gente", reflexiona sobre la fuerza que la mantuvo en pie.
Un barrio más unido que nunca
La catástrofe ha fortalecido los lazos en la comunidad de Alfafar. "Somos muy fuertes, muy fuertes y muy unidos", asegura Nawal. Este nuevo espíritu se refleja en un mayor apoyo al comercio local. "Nosotros compramos todo aquí, el pan aquí, la carne ahí, al lado", explica. Como ejemplo, cuenta que el bar de la esquina le compra tartas todas las semanas porque dice que "son las mejores tartas de toda Valencia".
Somos muy fuertes, muy fuertes y muy unidos"
Mirar al futuro sin olvidar el pasado
En una pared de la pastelería, un conjunto de fotos de lo que fue la riada sirve como recordatorio de la tragedia. "Me emociono cada vez que veo las fotos, pero es terrible", confiesa Nawal. A pesar del doloroso recuerdo, su mensaje es de optimismo y una llamada a la acción. "Que vengan a apoyarnos a todos los negocios que han vuelto otra vez a empezar, y que la gente sea positiva", pide con la mirada puesta en el futuro.
Nawal concluye con una reflexión sobre la importancia de la vida en los barrios y el papel crucial de los vecinos para mantenerlos vivos. "Hay que ser positivo y ver el futuro, y atreverse a seguir, porque los vecinos nos necesitan", insiste, lanzando una clara advertencia: "no hay que dejar los barrios vacíos".
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.



