Tres quesos cardio saludables según Harvard: cómo incluirlos en tu dieta
Ese manjar que protagoniza tus tablas de picoteo o que corona tus pastas puede formar parte de una dieta saludable para el corazón, siempre que sepas elegir bien y lo integres con cabeza.

No todos los quesos son iguales, y cuando hablamos de salud cardiovascular, la elección importa.
Barcelona - Publicado el
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Si eres de los que no pueden resistirse a un buen pedazo de queso, ¡tenemos buenas noticias! No solo es un placer para el paladar, sino que algunos tipos de queso podrían ser aliados inesperados para cuidar tu corazón.
Sí, has leído bien: ese manjar que protagoniza tus tablas de picoteo o que corona tus pastas puede formar parte de una dieta saludable para el corazón, siempre que sepas elegir bien y lo integres con cabeza.

Los quesos bajos en grasas saturadas y sodio, pero ricos en nutrientes como calcio, proteínas y ácidos grasos beneficiosos, son los que se llevan el protagonismo.
Quesos que cuidan tu corazón
No todos los quesos son iguales, y cuando hablamos de salud cardiovascular, la elección importa. Los quesos bajos en grasas saturadas y sodio, pero ricos en nutrientes como calcio, proteínas y ácidos grasos beneficiosos, son los que se llevan el protagonismo. Entre los más destacados están:
Queso fresco: Este queso suave, como el ricotta o el cottage, es bajo en grasas y sodio, lo que lo hace ideal para quienes buscan cuidar su presión arterial y reducir el colesterol. Además, es una fuente de proteínas de alta calidad que ayudan a mantener la saciedad.
Queso mozzarella: Especialmente la versión baja en grasa, es una gran opción por su contenido de calcio y su menor cantidad de grasas saturadas en comparación con quesos más curados.
Queso feta: Aunque es más salado, si se consume con moderación, su riqueza en ácidos grasos omega-3 (en versiones de leche de oveja o cabra) puede ser beneficiosa para el corazón.
Quesos fermentados como el kefir o quesos probióticos: Algunos quesos enriquecidos con probióticos pueden mejorar la salud intestinal, lo que, según estudios recientes, está relacionado con un menor riesgo de enfermedades cardíacas.
La clave está en elegir quesos con bajo contenido en grasas saturadas y sodio, ya que un exceso de estos puede aumentar el riesgo de hipertensión y colesterol alto, dos factores que no le hacen ningún favor a tu corazón.

La clave está en elegir quesos con bajo contenido en grasas saturadas y sodio
¿Cómo integrar el queso en una dieta saludable?
Incorporar queso en tu dieta no tiene por qué ser un rompecabezas. La moderación y la creatividad son tus mejores amigas. Aquí van algunas ideas para disfrutar del queso sin remordimientos:
Desayunos llenos de energía: Sustituye la mantequilla en tu tostada por una fina capa de queso fresco o ricotta. Añade unas rodajas de tomate, un poco de orégano y un chorrito de aceite de oliva virgen extra. ¡Un desayuno mediterráneo que tu corazón agradecerá!
Ensaladas con personalidad: Trocea un poco de queso feta o mozzarella en tus ensaladas. Combínalos con espinacas, nueces y frutas como higos o peras para un plato lleno de antioxidantes y grasas saludables.
Snacks inteligentes: En lugar de picar ultraprocesados, corta bastones de queso bajo en grasa y acompáñalos con uvas o zanahorias baby. Es saciante y mucho más saludable.
Cenas ligeras: Usa queso cottage como base para un dip con hierbas frescas o como relleno en wraps de vegetales. Es una opción ligera que no sobrecarga tu sistema cardiovascular antes de dormir.
Lo ideal es consumir entre 20-30 gramos de queso al día, según las guías nutricionales, y siempre combinarlo con alimentos ricos en fibra, como frutas, verduras y cereales integrales, que ayudan a equilibrar los niveles de colesterol.

Lo ideal es consumir entre 20-30 gramos de queso al día
La conexión entre alimentación y salud cardíaca
La relación entre lo que comemos y la salud de nuestro corazón es un tema que no deja de fascinar a los científicos.
Las enfermedades cardíacas, como la hipertensión, el infarto o la aterosclerosis, son responsables de una gran cantidad de problemas de salud a nivel mundial. Y aunque la genética juega un papel, la alimentación es un factor que podemos controlar.
Una dieta rica en grasas saturadas, azúcares refinados y sodio puede aumentar el colesterol LDL (el “malo”), la presión arterial y la inflamación, todos ellos factores de riesgo para problemas cardíacos.
Por el contrario, alimentos como los quesos bajos en grasa, junto con una dieta rica en frutas, verduras, legumbres, pescado y grasas saludables (como las del aceite de oliva o los frutos secos), pueden reducir estos riesgos.
Por ejemplo, los ácidos grasos omega-3, presentes en algunos quesos de leche de oveja o cabra, tienen propiedades antiinflamatorias que protegen los vasos sanguíneos.
Además, hay un factor que está ganando terreno en la investigación: la microbiota intestinal. Una flora intestinal sana, potenciada por alimentos fermentados como ciertos quesos probióticos, podría influir positivamente en la salud cardiovascular al reducir la inflamación y mejorar el metabolismo de los lípidos.
Aunque aún queda mucho por investigar, la idea de que cuidar tu intestino es cuidar tu corazón es una pista prometedora.
Un guiño al placer sin culpa
Cuidar el corazón no significa renunciar a los placeres de la vida, y el queso es prueba de ello. La clave está en el equilibrio: elige quesos con menos grasas saturadas, controla las porciones y combínalos con alimentos que refuercen sus beneficios.
Una dieta variada, inspirada en el estilo mediterráneo, no solo es buena para tu corazón, sino que también es un regalo para tus sentidos.
Así que, la próxima vez que abras la nevera y veas ese trozo de queso, no lo mires con culpa. Con un poco de conocimiento y creatividad, puede ser mucho más que un capricho: puede ser un pequeño gesto de amor hacia tu corazón. ¿Te animas a probar una ensalada con mozzarella o un dip de queso fresco esta semana? ¡Tu paladar y tu salud te lo agradecerán!