La dura profesión de cuidadora de personas mayores a domicilio en Canarias: “Hay pacientes agresivos que a veces nos insultan y hasta nos pegan”

España y por extensión Canarias, tienen un problema. Y se multiplicará exponencialmente en los próximos 5 años. Según advierte del Ministerio de Derechos Sociales, de aquí a 2030, nuestro país va a necesitar del orden de 261.000 cuidadores – o cuidadoras, porque la inmensa mayoría son mujeres- de personas mayores a domicilio. Hablando en términos absolutos, será necesario pasar de los 500.000 actuales, a unos 760.000, lo que supone un 53% más.

Las causas de esta evolución están muy claras. Por una parte, el aumento de la esperanza de vida, que alarga nuestra existencia, eso sí, muchas veces con personas pluripatológicas, que no disfrutan de una verdadera calidad de vida en la etapa final de su existencia. Esa esperanza de vida se sitúa en España a 2024 en 84 años, la más alta de la Unión Europea. Eso sí, en Canarias baja hasta el 81,8. Por otra parte, el número manifiestamente insuficiente de residencias públicas y privadas para mayores, que particularmente en las islas, es un grave problema, y que condiciona la vida de miles de familias en el archipiélago, y que en muchos casos, acaban recurriendo a estas cuidadoras a domicilio.

Un perfil muy definido: mujer e inmigrante latina

El perfil de estos trabajadores suele estar muy definido. Son mujeres en su gran mayoría, y sobre todo inmigrantes, fundamentalmente latinas. Personas que llegan desde Colombia, Venezuela, Bolivia o Perú y que ocupan un puesto de trabajo en el que los españoles no quieren trabajar por su dureza. Marcela es una de ellas, y nos ha explicado su experiencia en Herrera en COPE Tenerife. Nuestra protagonista llegó hace 4 años a España desde su Colombia natal, dejando atrás a sus 3 hijos pequeños a cargo de la abuela para poder darles un futuro mejor. Su idea es ganar el dinero suficiente para, algún día, poder traérselos a España. Ha trabajado en diferentes puntos de nuestro país, “en Sevilla y también en el norte, pero mi peor experiencia fue en Ibiza, no volvería allí”. Hace un año llegó a Canarias, “una tierra maravillosa que me ha acogido muy bien”, pero reconoce que este es un trabajo “duro, y que, con lo que soportas, no está bien remunerado”.

"No me siento protegida por la normativa en españa"

Marcela relata que este empleo “es como una lotería”. Y es que “hay personas muy educadas y amables”, pero hay otros casos más complicados: “he tenido pacientes que me insultaban, y que incluso me tiraban cosas a la cabeza, como una botella de agua, o te dan con un bastón”. En definitiva, “nunca sabes si te la ganas o no”, porque “a veces te encuentras personas superbuenas, que te tratan bien, pero otras son muy agresivas”. Marcela sorprendentemente acepta estas circunstancias como parte de su trabajo, afirmando que “trato de sobrellevarlo porque sé que algunos son como niños”, pero a la par reconoce que “no me siento protegida por la normativa en España”.

A veces te encuentras personas superbuenas, que te tratan bien, pero otras son muy agresivas”

Marcela

Cuidadora a domicilio

Reconoce que su trabajo, a pesar de ello, “me gusta, pero tienes que ser fuerte, mental y físicamente y yo, desde luego, me considero, superprofesional”. Después de unos años de experiencia en el sector, trabajando para algunas agencias, Marcela trabaja por cuenta propia, ya que “antes la empresa se quedaba con un porcentaje de lo que ganaba”, y ahora ha encontrado la forma – y los contactos – para captar ella a sus clientes.

El sueño de Marcela es traerse a sus tres hijos de corta edad a España, con los que habla a diario por videollamada, desde una tableta que es su mejor vínculo con una familia que está en el centro de sus pensamientos. “Ya sabes como es el tema de la inseguridad en mi país”.