El campo vive entre la incertidumbre de los precios y la presión medioambiental europea: "La agricultura se ha convertido en una ruleta, una especulación brutal que al final paga el ciudadano"
Los agricultores encaran una campaña de siembra marcada por los bajos precios del cereal, el aumento de los costes y una competencia internacional desigual

Fran Aísa, agrarista
Jaca - Publicado el
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El agrarista Fran Aísa analiza la situación del sector primario y advierte de que los agricultores trabajan “a ciegas” en un mercado global que fluctúa como una ruleta. Asegura que la cesta de la compra se ha disparado un 40% mientras Europa “ahoga” al productor con nuevas exigencias medioambientales.
Una buena siembra, pero sin rentabilidad
La campaña de siembra de cereales —avena, cebada y trigo, base de la alimentación mundial— se ha desarrollado “con buenas condiciones y tendencia a seco”, explica Aísa, lo que ha permitido trabajar con maquinaria pesada. Sin embargo, la rentabilidad no acompaña: los precios del cereal están “rozando el umbral de la rentabilidad, por no decir que no son rentables”.
El agrarista lamenta que el campo viva pendiente del cielo y del mercado. “La agricultura se ha convertido en una ruleta”, afirma, señalando que “no sabes qué calidad tendrás ni a qué precio podrás vender”. Considera que la especulación y la falta de estabilidad “ponen en riesgo la base de la alimentación mundial”.
Competir con reglas distintas
Aísa denuncia la desigualdad con la que los agricultores europeos deben enfrentarse a otros mercados internacionales. Asegura que “mientras en Europa cumplimos normas estrictas, otros países producen sin control medioambiental ni sanitario”. Señala directamente a China, India o Estados Unidos, donde “se siguen utilizando fitosanitarios o combustibles fósiles que aquí están prohibidos”.
"Nos exigen sostenibilidad, pero nos obligan a competir con quien produce más barato"
Critica que Bruselas imponga nuevas normas verdes al sector mientras firma acuerdos con regiones que no las cumplen, como el Mercosur. “Nos exigen sostenibilidad, pero nos obligan a competir con quien produce más barato”, lamenta, advirtiendo de que esta situación “destruye el tejido rural y debilita la soberanía alimentaria europea”.
La cesta de la compra se dispara
La subida del precio de los alimentos es, para Aísa, una consecuencia directa de la crisis del campo. Asegura que productos básicos como la carne, los huevos, el cacao o el café se han encarecido un 40% de media. “Lo que no había subido en 30 años, ha subido en tres”, destaca, recordando que “hemos desestructurado el sector primario y ahora lo estamos pagando en el supermercado”.
Para él, comer bien es una inversión en salud: “No vale la pena ahorrarse unos céntimos en la comida para luego gastarlo en medicamentos”.
Custodia del territorio: la nueva figura de la PAC
El agrarista valora que Bruselas haya empezado a reconocer el papel de la agricultura familiar con la nueva figura de custodia del territorio dentro de la PAC. Asegura que “por fin se han dado cuenta de que el agricultor familiar cuida y conserva el territorio”, aunque se muestra cauto sobre “cómo se traducirá esa figura en apoyo real al productor”.
La "venganza del campo"
Aísa recuerda el concepto de La venganza del campo, de un conocido ex político, como una metáfora de lo que ocurre hoy. “Hemos destruido el sector primario intentando hacerlo todo más barato, y ahora nos damos cuenta de que lo barato sale caro”, reflexiona.
"Hemos destruido el sector primario intentando hacerlo todo más barato, y ahora nos damos cuenta de que lo barato sale caro"
Advierte además de que “cada día hay menos gente produciendo alimentos y en 2050 habrá 2.000 millones de personas más en el planeta”. Cree que si no se actúa pronto, “la escasez y el encarecimiento serán inevitables”.





