El síndrome del cuidador emerge como la cara oculta de la dependencia
El psicólogo Sebastián Villanueva analiza el desgaste físico y mental de quienes cuidan a otros y ofrece claves para el autocuidado

Entrevista al psicólogo Sebastián Villanueva
Valencia - Publicado el
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En una sociedad donde la esperanza de vida aumenta, con dos de cada diez valencianos superando ya los 65 años, la necesidad de cuidados se convierte en una realidad ineludible. Sin embargo, esta dedicación a menudo esconde una problemática silenciosa: el síndrome del cuidador. Para abordar este asunto, el psicólogo Sebastián Villanueva, de estupendamente.com, ha intervenido en el programa 'Herrera en COPE en Valencia', con Ainhoa Clavel, para desgranar sus causas, síntomas y posibles soluciones.
¿En qué consiste este síndrome?
Según ha explicado Villanueva, aunque el síndrome del cuidador no está tipificado en los manuales diagnósticos, se trata de un cuadro asociado al estrés derivado del desgaste físico y mental. Afecta principalmente a mujeres, quienes dedican gran parte de su tiempo y energía al cuidado de un ser querido, ya sea una persona mayor o un niño con necesidades especiales. Este 'exceso de tiempo' cuidando es lo que produce una sintomatología 'muy invasiva', que incluye agotamiento, estrés y tensión.
Claves para el autocuidado del cuidador
La principal barrera para atajar el problema, según el experto, es la falta de tiempo que los propios cuidadores perciben para sí mismos, con excusas como "es que no tengo tiempo". Por ello, Villanueva subraya que el primer paso es "entender que si tú no te cuidas, tú no vas a poder acabar cuidando de esta persona". El psicólogo recomienda medidas sencillas como dar "paseos agradables", poner límites con otros familiares, pedir ayuda y compartir las tareas para aliviar la carga.
Si tú no te cuidas, no vas a poder acabar cuidando de la persona
Psicólogo en estupendamente.com
Villanueva también ha alertado sobre la trampa de considerarse imprescindible, un pensamiento que se resume en la frase "Como yo la cuido, no la va a cuidar nadie". El psicólogo califica esta actitud como un "arma de doble filo" que, lejos de ayudar, "acaba generando muchísimo estrés". Además del trabajo terapéutico profesional, el objetivo es fomentar el autocuidado, insistiendo en la idea de que deben aplicar la misma energía en cuidarse a sí mismos que la que usan para cuidar a otros.
El desgaste puede afectar gravemente la relación entre el cuidador y la persona cuidada. Villanueva ha puesto el ejemplo de enfermos de Alzheimer, que pueden volverse agresivos o repetitivos, generando "fricciones muy complicadas, gritos, peleas e insultos". Uno de los síntomas principales en el cuidador es la irritabilidad, teniendo lo que coloquialmente se conoce como "la mecha muy cortita", lo que provoca cambios de humor y desesperanza.
El duelo después del cuidado
Una de las fases más complejas llega cuando la persona cuidada fallece. Según Villanueva, el cuidador atraviesa "varios duelos". El primero es la pérdida del ser querido, pero a este se suma otro muy importante: "el duelo de dejar de ser imprescindible". La persona se enfrenta a un vacío existencial y a la pregunta "¿Y ahora qué hago con mi vida?", tras años dedicada en exclusiva a otra persona.
Este proceso obliga al cuidador a "redefinirse como persona" y a "encontrar un nuevo yo" que ya no se identifique con ese rol. Es una etapa dura en la que, como ha recordado Villanueva, la ayuda de profesionales de la psicología es fundamental para transitar el duelo y reconstruir una nueva identidad. El mensaje final es claro: cuidar de los seres queridos es importante, pero también lo es cuidarse a uno mismo.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.




