El pueblo de Málaga que se ha visto obligado a quitar a Franco de su nombre, pese a que no quisiese: "No nos lo merecemos, es parte de nuestra identidad"
Esta localidad de Málaga rechazó cambiar su nombre pese a la nueva ley, y finalmente a inicios de agosto se produjo el cambio

Villafranco del Guadalhorce
Madrid - Publicado el
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A pesar de que han pasado casi cincuenta años desde el fin de la dictadura, en España aún quedan pueblos que conservan nombres heredados del franquismo. Localidades como Llanos del Caudillo (Ciudad Real) o San Leonardo de Yagüe (Soria) mantienen denominaciones que hacen referencia directa a figuras del régimen. Sin embargo, poco a poco estos vestigios van desapareciendo del mapa. La Ley de Memoria Histórica obliga a retirar cualquier símbolo o alusión al franquismo de los espacios públicos, incluidos los nombres de municipios, pedanías y calles.
Andalucía acaba de dar ese paso definitivo. Con la decisión adoptada esta semana por el Ayuntamiento de Alhaurín el Grande (Málaga), la región ya no cuenta con ningún pueblo que conserve un nombre vinculado a Franco. La medida afecta a Villafranco del Guadalhorce, una pequeña pedanía situada en el valle del Guadalhorce, que a partir de ahora pasa a llamarse oficialmente Villa del Guadalhorce.

Villafranco del Guadalhorce
Un cambio impuesto por ley que divide a los vecinos
El cambio de nombre, aprobado el pasado viernes por el pleno municipal y en vigor desde este miércoles, cumple con la legislación vigente. Sin embargo, no ha sentado bien entre los vecinos de la localidad, que sienten que se ha tocado algo más que un cartel de entrada. “No nos lo merecemos, es parte de nuestra identidad”, lamenta uno de ellos, que considera que el nombre forma parte de la historia del pueblo y no debería haberse eliminado.
Otros habitantes reprochan al consistorio la falta de diálogo antes de tomar la decisión. “Yo no estoy conforme con el cambio de nombre sin pedirnos explicaciones ni contar con nosotros para nada”, critica una vecina. La sensación general en la pedanía es que el Ayuntamiento ha actuado sin consultar a quienes viven allí desde hace generaciones, lo que ha generado malestar y un cierto sentimiento de agravio.

El cartel de Villafranco del Guadalhorce tiene la palabra de Franco tachada
Villafranco del Guadalhorce fue fundado a mediados del siglo XX, durante el régimen franquista, en el marco de los planes de colonización agraria impulsados por el Instituto Nacional de Colonización. Como muchas otras poblaciones creadas en esa época, adoptó un nombre que rendía homenaje al dictador.
Hoy, más de setenta años después, el nombre desaparece oficialmente de los registros. Desde el Ayuntamiento de Alhaurín el Grande aseguran que el cambio responde al cumplimiento estricto de la ley y no tiene una intención política. No obstante, para muchos vecinos, la medida representa una ruptura con el pasado que les cuesta aceptar. “Es el nombre con el que nacimos y con el que hemos crecido. Quitar ‘Villafranco’ es como borrar parte de nuestra historia”, se escucha en las calles del pueblo.
Es el nombre con el que nacimos y con el que hemos crecido. Quitar ‘Villafranco’ es como borrar parte de nuestra historia"
Andalucía, libre de nombres franquistas
Con esta modificación, Andalucía se convierte en la primera comunidad autónoma sin pueblos con nombres franquistas. Aun así, en España quedan seis localidades que mantienen denominaciones vinculadas al régimen: Llanos del Caudillo (Ciudad Real), Alberche del Caudillo (Toledo), Villafranco del Guadiana (Badajoz), Alcocero de Mola (Burgos), Quintanilla de Onésimo (Valladolid) y San Leonardo de Yagüe (Soria).
Según la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, el Gobierno debería forzar judicialmente el cumplimiento de la ley en los municipios que aún se resisten. “Hay que darles un plazo e iniciar una vía judicial para obligarles a cumplirla con las herramientas que tiene el Estado”, afirma Emilio Silva, presidente de la organización.
En Villafranco —ahora Villa del Guadalhorce—, muchos vecinos aseguran que no se oponen a la democracia ni al espíritu de la ley, pero defienden su derecho a conservar su identidad local. “No queremos olvidar, pero tampoco borrar lo que somos”, comenta un comerciante. La sensación que queda es una mezcla de resignación y tristeza: entienden que deben acatar la norma, pero sienten que se ha tomado una decisión desde fuera, sin contar con ellos.

Plaza Mayor de Villafranco del Guadalhorce en Alhaurín el Grande
Así, el pequeño pueblo malagueño se despide de un nombre que lo acompañó durante más de siete décadas. Lo hace entre la obligación legal y la nostalgia, en un gesto que, para unos, representa un paso adelante hacia la memoria democrática, y para otros, una herida simbólica en la historia de su comunidad.