Pasa tres noches en un hotel de Cádiz por 700 euros y lo que encuentra en su primera noche le hace querer abandonar: ojo a las reseñas
Le ha pasado a Xurxo, un joven que contaba en su cuenta de TikTok la nefasta experiencia y qué es lo que había encontrado

Cádiz
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Es agosto, hemos comenzado ya la segunda quincena del mes y esta, también, está entre las favoritas de los españoles para irse de vacaciones. Aunque parezca que así, poco a poco, se acaba el verano, todavía quedan unos cuantos días para disfrutar.
Y en estos días que quedan, si eres de los que tiene suerte y puede tener vacaciones, seguro que has hecho algo para que estos días sean inolvidables. Desde hacer un viaje a la otra punta del mundo (o todo lo lejos que puedas llegar) hasta ir a tu lugar favorito de playa o pueblo.

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Cualquier decisión que tomes, será una opción magnífica que te permita relajarte y desestresarte de una temporada dura de trabajo. Normalmente, estos días libres los aprovechamos para hacer alguna escapada, por pequeña que sea, y cambiar de aires.
Puede que prefieras hacerlo en una casa rural bien apañada, o en un hotel que parezca mono. Y decimos parezca porque, la verdad, muchas veces nos encontramos al llegar con un lugar que en nada se parece al que hemos reservado previamente viendo las fotos en Internet.
Esto le pasó a Xurxo, un joven que contaba, con mucho humor, cómo su experiencia en un hotel de Cádiz había sido nefasta.
Los motivos por los que quiso abandonar
Si uno busca en Internet, hay infinidad de hoteles cucos, monos y bien de precio que parecen el lugar perfecto para pasar unos días de desconexión. Sin embargo, hay que fijarse muy bien en las reseñas, porque la experiencia de clientes reales es lo que realmente cuenta.
Y a veces, por no mirar las reseñas, nos llevamos una decepción. Es lo que le pasó a Xurxo, que viajó para pasar tres noches en un hotel de Cádiz. Ojo, porque la reserva no le salió nada barata, nada más y nada menos que por 700 euros.
Claro, que el hotel contaba con muchas garantías. Para empezar, aseguraba que tenía acceso directo a la playa, andando a tan solo unos cinco minutos. Sin embargo, como recordaría Xurxo, eso no era cierto. Se tardaba más de quince minutos y no estaba especificado cuál era el camino, por lo que era fácil perderse.
No era el único motivo por el que pasó tres noches de pesadilla. También porque reinaba la suciedad, y desde que salieron por la mañana hasta que llegaron por la tarde no habían limpiado la habitación.
Cuando fueron a la piscina, habían visto que, en lugar de un agua clara y azul, era verde con una capa de suciedad nada apetecible. Así estaba, y en un peor estado, el jacuzzi. Se veía que, además de verde, tenía una carpa de bacterias de no haberla limpiado que provocaba no querer entrar.
Otro de los motivos por los que quiso abandonar es porque no pudo pegar ojo en toda la noche. Y todo porque el aire acondicionado, que supuestamente estaba en modo silencioso, sonaba y hacía un ruido estruendoso.
Al final, veía cómo otras partes también eran nefastas, como las tumbonas del exterior, llenas de bichos y de excrementos de aves, o la ducha oxidada y funcionando a duras penas.
Sea como sea, dice que le ocurrió por no leer las reseñas, pero, con la suya, seguro que ha ayudado a miles de clientes.
Un descubrimiento que les deja fuera de juego
En estos meses de verano en los que las temperaturas son tremendamente altas, pensamos en evadirnos del calor. Y, para eso, si tenemos la oportunidad, optamos por irnos a un destino donde el calor apriete menos. Y, cuando se trata de España, eso suele ser el norte.
Asturias, Cantabria o Galicia son de los lugares preferidos para tener un poco de fresquito y desconectar. Sus paisajes, gastronomía, y gentes son algo de lo que realmente vale la pena disfrutar.
Y es, precisamente, en Galicia, en Orense, donde ocurre esta historia. Pascual fue acompañado a la provincia, concretamente, a la zona de Ribeira Sacra, y ahí alquilaron un apartamento para pasar unos días de vacaciones.

Orense
Lo que no esperaba era que, en la planta de abajo, hicieran un descubrimiento que les dejaba completamente fuera de juego. Resulta que, lo que tenían abajo, no era más que un cementerio.
Pero cuando decimos abajo es literal. Si te asomabas por la ventana, veías cómo las tumbas y los nichos se amontonaban justo debajo de ti, rodeados de flores y recuerdos.
Ellos, sin duda, terminaban por tomárselo a risa, y no dejaban de soltar carcajadas cuando enseñaban cómo estaba dispuesto el cementerio debajo de su casa. “Ahora entiendo por qué la reserva no es reembolsable. Un 10 en tranquilidad” decía con mucho sentido del humor.
“Lo que más me gusta es que los vecinos no nos van a molestar” decía entre risas, mientras su compañera no podía parar de desternillarse.