Así fue la salida de la ciudad de los rocieros de Jerez, la comitiva romera ya está en el paraíso de Doñana

Buscan el paraje de Marismillas a la caída de esta tarde de miércoles para el merecido descanso de una jornada que ha comenzado muy temprano para ellos. La Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Jerez de la Frontera funde ya su comitiva, en plena vía pecuaria del Parque Nacional de Doñana, con los pinares alcanzados poco después de haber pisado las arenas de Malandar, la playa en la que se materializa el desembarco.

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Gabriel Álvarez

Colocación del simpecado de Jerez en la carreta antes de iniciar la marcha

Las cosas han comenzado en la Alameda de Cristina. Mientras las carretas se alineaban en el bulevar junto a Santo Domingo y los romeros y romeras iban accediendo a esta iglesia conventual para la Misa de Romeros. Daniel Wankun oficiaba. El director espiritual de los rocieros jerezanos les preparaba el espíritu para lo que llega. Del cuerpo ya se han venido ocupando estos días atrás de costos aviándose y atuendos dispuestos.

Nutren el grupo romero unas 2.000 personas, de los que un centenar son peregrinos tras la carreta del simpecado morado, 300 caballos, 15 carretas, más de 50 carriolas y unos 200 vehículos todoterrenos. Se fueron reuniendo en el punto de partida la mayor parte de ellos, allá donde a la conclusión de la Misa de Romeros, que contó con el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Antonio Sanz, y la alcaldesa María José García-Pelayo.

Subir ya la comitiva por Porvera cuando, antes de alcanzar La Salle-San José y con los niños a la puerta para saludar a la Virgen en el simpecado, el hermano mayor Joaquín Vallejo daba los vivas de rigor y la regidora confesaba haberle pedido que lleve ante esa Blanca Paloma una petición por Jerez y los jerezanos. Luego llegó Lourdes y el Hospital San Juan Grande, antes del Ángelus del Barroso o el sesteo en Ventosilla. Y el ambarque en Bajo de Guía.