Vivimos un tiempo que consume más rápido las noticias que los días. Y es que tras un año (el segundo) en el que la pandemia del coronavirus ha marcado absolutamente todos los aspectos de nuestra vida y conversaciones fue sorprendente una de las noticias más inesperadas. El 'gran apagón', la idea de una carestía energética en nuestro país durante un período indeterminado de días, se empezó a extender a una velocidad sorprendente. Se hicieron reportajes, entrevistas con expertos, especiales televisivos y todo porque en Europa descubrimos que ya había países con planes de actuación ante este tipo de eventualidades.

¿Qué ha pasado? ¿Por qué ya no hablamos del 'gran apagón'? ¿Sigue España en riesgo? Lo cierto es que desde el momento en el que se empezó a tratar el tema a nivel mediático (finales de 2021) hasta ahora, nada o casi nada ha cambiado en este sentido, por lo que resulta pertinente hacer una breve recapitulación de los riesgos reales y las fechas que se manejan en el mundo, y en Europa, antes lo que muchos han conocido como el 'gran apagón'.

Austria lo tiene claro y pone fechas, Alemania ya lo vivió

La noticia saltó en octubre de 2021. Austria avisó con contundencia y el miedo se extendió por nuestro país, recién salido de una virulenta quinta ola del coronavirus. "La cuestión no es si habrá un gran apagón, sino cuándo", sentenció entonces la ministra de Defensa de Austria, la conservadora Klaudia Tanner, que había supervisado una serie de maniobras e iniciativas de concienciación sobre lo que aseguraba es "un peligro real, pero subestimado".

El 'gran apagón' podría traer consigo grandes cortes de luz de larga duración, sobrecargas o ataques informáticos. Un escenario en el que los ciudadanos se habrán quedado sin luz, donde los dispositivos electrónicos tampoco funcionarán. El Ejército austriaco recomienda en la actualidad tener en casa reservas suficientes al equivalente a dos semanas de camping, así como pactar de forma previa con familiares y amigos un punto de encuentro y sentar las bases de una red de cooperación vecinal.

Desde Austria pedían a su población (y siguen pidiendo) que contasen con alimentos muy duraderos, como pasta y arroz, así como conservas, dos litros de agua por persona y día, velas, linternas, un hornillo portátil de gas, dinero en efectivo y una radio que funcione con baterías. UN hecho que hizo estallar el número de compras de 'kits de supervivencia' en España.

La pregunta que se le hizo al gobierno austriaco era evidente, ¿cuándo? Austria se ha dado un tiempo y aseguran que a partir de 2025 cien de sus principales cuarteles militares serán autosuficientes en el mayor grado posible en términos de energía, combustible, agua potable y alimentos. Aunque no niegan la posibilidad de que un apagón de este tipo pueda ser inminente.

Pierre Kugelweis, oficial del ejército austriaco, explicó a EFE que estos cuarteles serían la base de apoyo a organizaciones civiles, como bomberos y sanitarios, que requieran energía y coordinación para su trabajo en caso de un apagón. "A partir de 2025 debería haber cuarteles autosuficientes en todos los estados federados (regiones) para garantizar la respuesta del Ejército en caso de apagón, y así dar a organizaciones civiles la oportunidad de 'recargarse'", expuso el oficial.

Es en otro país del centro de Europa, Alemania, donde temen una mayor inminencia del apagón, ya que no sería la primera vez que viven una situación semejante. Hace 15 años en Münster, por la nieve, se vivió un corte eléctrico de seis días, el peor desde la Segunda Guerra Mundial, dejando a miles de alemanes sin luz en pleno invierno. Es por ellos que incluso desde Alemania promocionan recetarios para poder cocinar sin electricidad.

¿Está España preparada para un 'gran apagón'?

Pues la realidad es que el tema en nuestro país ya cuenta con propuestas políticas. En concreto fue la Comunidad de Madrid la que planteó, a través de un informe, un plan de contingencia que contemple la adopción de sistemas alternativos o complementarios para la continuidad del servicio, con mecanismos de coordinación con las empresas energéticas y de suministros básicos. Además, se estipulaba la disponibilidad de contar con un catálogo de medios y recursos a activar en caso de ser necesario, e implementar sistemas puntuales de aporte energético, además de disponer de centros de abastecimiento controlados.

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También quedaba recogida la identificación de albergues o instalaciones para la atención de desplazados en riesgo. En un plan que aunque esté contemplado en ciertos territorios no estaría plenamente desarrollado a nivel nacional. España, afortunadamente, es menos dependiente a nivel energético que algunos de los países del centro de Europa, donde un problema de este tipo se podría llevar por delante el sistema energético de varios países. Aun así, no se descarta como un riesgo para los próximos años para el cual deberíamos estar más preparados.