Esto es lo que significa que tu perro te lama la mano, según una educadora canina: "No es que te quiera mucho"

Alba Fernández, educadora canina especializada en comportamiento animal, explica los gestos más habituales de las mascotas y que los dueños humanizan

Un perro lame la mano de su dueño

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Un perro lame la mano de su dueño

Paco Delgado

Madrid - Publicado el

3 min lectura

España se ha consolidado como uno de los países europeos con mayor presencia de mascotas en los hogares. Según los últimos datos recopilados por los colegios veterinarios autonómicos y la Red Española de Identificación Animal (REIAC), a finales de 2024 había más de 9,2 millones de perros censados en el país, superando ampliamente los 8 millones de menores de edad registrados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Este fenómeno, impulsado por cambios sociales como el aumento del teletrabajo y la soledad pospandémica, ha transformado a los animales de compañía en miembros centrales de las familias. Sin embargo, pese a esta convivencia estrecha, aún persisten mitos sobre su comportamiento, especialmente en gestos tan cotidianos, y malinterpretados, como los lamidos.

 La humanización de los gestos caninos  

Alba Fernández, educadora canina especializada en comportamiento animal, ha viralizado en TikTok un mensaje que desafía la creencia popular: cuando un perro lame las manos o la cara de su dueño, no siempre es un "beso" de afecto. "Lo humanizamos y romantizamos, pero en muchas ocasiones están comunicando incomodidad", explica en un extracto de su pódcast Branni Pets.

Fernández insiste en que los dueños suelen atribuir emociones humanas a acciones que, en realidad, forman parte del lenguaje corporal canino, un sistema complejo donde los lamidos tienen múltiples significados.

 ¿Qué dicen los lamidos?  

El origen de esta conducta se remonta a los lobos, ancestros evolutivos de los perros. Los cachorros lamían el hocico de los adultos para estimular la regurgitación de comida, un comportamiento que, con la domesticación, derivó en muestras de sumisión o afiliación social 5. No obstante, Fernández subraya que en el contexto actual, los lamidos pueden ser señales de estrés o anticipación. Por ejemplo, si un perro lame las manos de su dueño durante una caricia, podría estar expresando inquietud: "Cuando te chupa las manos, te dice: 'Esa mano me preocupa, no sé dónde la vas a poner'".

Dos perros jugando en el campo

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Dos perros jugando en el campo

Esta interpretación coincide con estudios etológicos que vinculan el lamido excesivo con ansiedad o mecanismos de apaciguamiento. Otros expertos, como el veterinario Ricardo Luis Bruno, añaden que también puede ser una forma de exploración olfativa, los perros detectan hormonas y químicos en la piel, o incluso una petición de comida si asociaron el gesto con recompensas previas.

 Cómo distinguir entre afecto y malestar  

Para Fernández, la clave está en observar el contexto y las señales complementarias. Un lamido acompañado de bostezos, orejas hacia atrás o evitación de contacto visual suele indicar estrés. Por el contrario, si el perro relaja el cuerpo y busca proximidad, es más probable que sea una muestra de vínculo. La educadora propone un test sencillo: ofrecer la mano sin tocar al animal. Si la lame, es señal de que percibe la interacción como una amenaza potencial.

De igual manera, ignorar estas señales puede derivar en problemas de comportamiento. "Muchos perros desarrollan conductas obsesivas, como autolamerse hasta provocarse heridas, por no ser entendidos", advierte Fernández. Además, forzar interacciones cuando el animal muestra incomodidad, como permitir que niños abracen a un perro que lame nervioso, aumenta el riesgo de mordeduras defensivas.

 El auge de la conciencia sobre salud mental animal  

La difusión de estos mensajes refleja un cambio en la tenencia responsable. Según la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía (ANFAAC), el 43% de los hogares españoles tiene al menos una mascota, y el gasto medio anual en su bienestar ronda los 1.500 euros, incluyendo servicios como psicólogos caninos o spas. "Ya no basta con alimentarlos; queremos entenderlos", resume Laura Jiménez, dueña de un perro que asiste a talleres de comunicación animal.

Así, el caso de los lamidos ejemplifica la brecha entre la percepción humana y la realidad canina. Mientras los datos confirman que España es una potencia en tenencia de perros, expertos como Fernández reclaman más educación para evitar antropomorfismos peligrosos. "Su lenguaje no es el nuestro, pero si aprendemos a leerlo, evitaremos sufrimiento innecesario", concluye 8. Una lección urgente en un país donde, como dice el refrán, ya hay más perros que niños.

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