Son muchas las leyendas urbanas que pesan sobre la alimentación, creencias infundadas o verdades contadas en parte.

Entre ellas, la idea de que los adultos no deben de beber leche. Quienes lo defienden aseguran que somos los únicos mamíferos que continuamos tomando leche pasado el periodo de lactancia. Pero lo cierto es que no hay razón alguna para prescindir de ella, salvo que haya una condición médica que así lo justifique.

La leche no es necesaria, pero tampoco es mala ni está contraindicada

"La leche no es necesaria, pero tampoco es mala ni está contraindicada", aclara a COPE la doctora. María José Crispín, médico nutricionista de Clínica Menorca.

Cierto es que se trata de un alimento que nos aporta "nutrientes esenciales como calcio, fósforo, proteínas y vitaminas", si bien advierte la nutricionista, "la naturaleza nos da otros alimentos que pueden ser también fuente de esos nutrientes. Por eso, cuando una persona tiene intolerancia a la lactosa, alergia a la proteína de la leche, colesterol muy alto o simplemente no le gustan los lácteos, puede quitar la leche y conseguir esos nutrientes sin problemas de salud".

CANTIDADES EN ADULTOS

De siempre, en Occidente se ha asociado a la leche con un aporte de calcio, el mineral esencial de los huesos, "y por eso se ha hablado de 500-1.000 mg de calcio/día en niños, 1.100-1.300 mg de calcio /día en adolescentes, 1.000 mg de calcio /día para los adultos y 1.200 mg de calcio /día en el caso de los ancianos".

En cantidad de leche, añade la doctora Crispín, medio litro de leche al día "cubriría las necesidades de calcio en general de un humano". Esa cantidad es suficiente, no haría falta tomar más. "La leche es buena, no hay que quitarla, pero tampoco es necesario tomar dos litros como si fuera agua".

La leche es buena, no hay que quitarla, pero tampoco es necesario tomar dos litros como si fuera agua

BENEFICIOS DE SU CONSUMO

La Guía de la Alimentación Saludable, publicada por la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria recomienda la leche y los productos lácteos, ya que son una fuente de proteínas de alta calidad, lactosa y vitaminas (A, B2, B12 y D), además de una formidable fuente de calcio "un componente fundamental de huesos y dientes e importante también para la transmisión nerviosa, coagulación y función celular normal", señala la doctora Crispín.

También es rica en vitamina D, "básica para los huesos, la inmunidad y para evitar estados depresivos" y en proteínas, "indispensables para la nutrición del músculo y la piel".

ALTERNATIVAS

En cualquier caso, si optamos por no tomarla, advierte la nutricionista, podemos recurrir a sus nutrientes en otros alimentos como las "verduras verdes, espinacas, brócoli, acelgas, almendras, las ‘espinitas’ de las sardinas en aceite, legumbres -incluidos los cacahuetes-, higos secos, dátiles y bebidas vegetales, especialmente las que están enriquecidas con calcio y vitamina D".