Morante de la Puebla rinde a sus pies La Glorieta al cortar un rabo

Pepe Estévez

El diestro Morante de la Puebla cortó un rabo este sábado en La Glorieta, en Salamanca, y salió a hombros, igual que salió de la plaza el torero Marco Pérez, que obtuvo dos orejas.

Pero quien marcó diferencias, absolutamente, fue el torero sevillano, que ya al abrir plaza dejó un manojo de verónicas de muchos quilates tras el recibo con una larga a un toro corretón de Ventana del Puerto; preciosa la media de broche.

Tras el brindis al Viti, Morante firmó una bella faena en un palmo de terreno, en el tercio, planta hundida y hombros descolgados, a cámara lenta por ambos pitones, aprovechando la nobleza del astado. La espada lo desdibujó todo.

Al tercero le inició faena Morante por alto con ayudados a un toro rebrincado de García Jiménez, al que se quitó de encima con brevedad y habilidad. En este toro brilló Curro Javier con los palos tras un buen puyazo de Barroso.

Pero lo verdaderamente grande llegó en el quinto, de Garcigrande, con el que dejó reminiscencias antiguas en el recibo con recortes de rodillas y con el que puso la plaza en pie con el precioso quite por cordobinas.

Mantuvo el nivel de entusiasmo, o más, en el último tercio, con una apartura de hinojos por alto antes de cuajar a placer a Repique, un gran toro, con mucho recorrido y clase en su embestida y que acabaría premiado con la vuelta al ruedo.

Toreo excelso del de la Puebla del Río, a cámara lenta, pura naturalidad, armonía y compás. Y para rematar unos originales molinetes a dos manos. Enterró el acero u a sus manos fueron las dos orejas y el rabo con la Glorieta convertida en un auténtico manicomio.

El joven Marco Pérez, por su parte, recibió por delantales al segundo, que también brindó al Viti. Tras desmonterarse Elías Martín con los palos, el salmantino hizo un esfuerzo importante con un toro zancudo muy complicado de Garcigrande. La firmeza Pérez se impuso a la aspereza del animal.

Otro esfuerzo tuvo que hacer Marco Pérez con el cuarto, de Puerto de San Lorenzo, al que cuajó una labor enfibrada ante un toro manejable pero sin recorrido. Se atascó con los aceros.

No se quiso quedar atrás Marco con el sexto, de García Jiménez, toreando muy despacio a la verónica de rodillas. Galleo por tapatías para dejar al toro en suerte y cambiarlo con un picotazo. Se desmonteró Rubén Blázquez en banderillas.

Apertura de rodillas en los medios completando una tanda de siete muletazos en redondo, arrucina incluída, qie hizo explosionar de nuevo el ambiente.

Se dejó venir en la larga distancia a Despertador, que humilló y repitió por abajo. Trazo largo y mano baja, Marco lo cuajó en una faena maciza y profunda sobre la diestra. También al natural sacó muletazos muy largos con el toro venido a menos. Broche por luquecinas. Cortó dos orejas a pesar del pinchazo previo a la estocada y el golpe de descabello que también requirió.