6ª FERIA DE PASCUA
Dimensión de Fernando Adrián, que corta tres orejas y abre la Puerta de los Cónsules en Arles
Miguel Ángel Perera perdió el premio por la espada y Paco Ureña, sin fortuna con su lote. Destacó un bravo sexto de Virgen María.

Fernando Adrián en su salida a hombros este lunes en Arles
Publicado el
2 min lectura
En el cierre de la Feria de Pascua, el protagonismo absoluto fue para Fernando Adrián. El torero madrileño dejó una gran impresión en sus dos actuaciones, con momentos de gran verdad y compromiso, informa Mundotoro.com.
Especialmente rotunda fue su labor frente al sexto toro, un gran ejemplar con clase y fondo de Virgen María, al que cuajó una faena de altos vuelos. Adrián la abrió de rodillas en los medios, dejando claras sus intenciones. Luego, con muletazos largos, templados y profundos, conectó con fuerza con los tendidos. Alternó el toreo al natural con fases entre los pitones, sin dejarse nada dentro. El epílogo, con muletazos toreros de pierna flexionada y una gran estocada, rubricó una actuación completa y rotunda que fue premiada con las dos orejas.
Anteriormente, ya había mostrado su solvencia ante el tercero, un toro con movilidad y raza que permitió una faena con carácter y riesgo. Adrián se mostró firme y expresivo en ambos pitones. Aunque perdió un trofeo más por el acero, la estocada final le valió una oreja. El toro fue ovacionado en el arrastre.
Miguel Ángel Perera, por su parte, firmó dos faenas de mérito. La más destacada, la del cuarto, un toro de buen son ante el que construyó una faena inteligente y de creciente intensidad. Destacó por su pulso, temple y planteamiento técnico. Lástima que fallara con la espada tras dos pinchazos, lo que redujo el premio a una vuelta al ruedo tras dos avisos. Con el primero, un toro noble pero falto de entrega en el último tercio, Perera firmó una faena sólida y templada, saludando una fuerte ovación tras un pinchazo y estocada.
Menos fortuna tuvo Paco Ureña, que se topó con el peor lote de la tarde. Al segundo, un toro con clase pero sin fuerza, le extrajo muletazos de bella factura, especialmente al natural, en una faena sabrosa que no pudo tomar vuelo por la escasa condición del animal. Fue ovacionado. Con el quinto, descastado y sin opciones, el murciano mostró tesón y firmeza, pero la faena resultó estéril.