CORONAVIRUS EPIDEMIA (Crónica)

Guarderías en silencio y campus desiertos, un día "raro" en Madrid

El silencio en las guarderías y patios de colegios y las calles casi desiertas de los campus universitarios reflejan el "día raro" que vive la región de Madrid en su primera jornada de cierre de centros educativos por el COVID-19, que han sustituido su actividad por aulas virtuales y correos electrónicos. ,La línea de autobuses que recorre la Ciudad Universitaria de Madrid, su estación de metro y sus calles muestran este miércoles un aspecto extraño: sólo se ven unos pocos

Agencia EFE

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El silencio en las guarderías y patios de colegios y las calles casi desiertas de los campus universitarios reflejan el "día raro" que vive la región de Madrid en su primera jornada de cierre de centros educativos por el COVID-19, que han sustituido su actividad por aulas virtuales y correos electrónicos.

La línea de autobuses que recorre la Ciudad Universitaria de Madrid, su estación de metro y sus calles muestran este miércoles un aspecto extraño: sólo se ven unos pocos estudiantes arrastrando maletas que no son de aquí y prefieren volver a sus lugares de origen, entre otras razones por el gasto económico.

El presidente de la Asociación de Colegios Mayores de Madrid, Gabriel Beltrán, asegura que los centros permanecen abiertos pese a la suspensión de las clases en las universidades, pero "la alarma" generada por el coronavirus ha provocado que muchos alumnos se hayan marchado.

Beatriz, de 25 años y que estudia un máster de arte en el Reina Sofía, explica a EFE que pensó en regresar a su pueblo de Huesca, pero al final lo descartó al considerar que puede poner en riesgo a sus padres y abuela.

"Estoy todo el día en el museo y es más fácil el contagio, por lo que al principio sí quise ir a Huesca, sobre todo, por el pánico al aislamiento" de la Comunidad, pero al final, añade, "soy un factor de riesgo si subo; estoy esperando a ver si hay recomendaciones" de las autoridades sanitarias.

Elisa, universitaria de 24 años, es de Santiago de Compostela y afirma que no tiene miedo al contagio, porque "lo pasaría como una gripe", sin embargo también siente temor a que finalmente se cierre la Comunidad y que ella misma pueda ser foco de infección.

Sus padres también están preocupados por el hecho de que pudiera quedarse sola en Madrid -vive en una casa con otros compañeros-. En un principio, Elisa decidió regresar a Galicia, pero ahora dice que va a esperar hasta el próximo viernes a tomar una determinación.

El silencio de la guardería "The little witch" contrasta con el revuelo que viven a diario Ana García y Ana Ramírez de Arellano, sus propietarias, que echan en falta haber recibido unas directrices de las autoridades sanitarias y agradecen la comprensión de los padres ante esta inédita situación.

Este primer día lo están dedicando a hacer una limpieza exhaustiva del centro -sábanas, cunas, camas, cortinas, juguetes ...-" y ayer entregaron a las familias las mochilas con la ropa de cambio, mantas y babis para su desinfección.

Reconocen que esta pausa obligada puede complicar su negocio si se prolongara en el tiempo y a algunos padres, según les han comentado, les han reducido horarios y salarios. De hecho, su servicio de catering ha cerrado y despedido a su personal hasta nuevo aviso.

Una de las consecuencias que prevén las responsables de "The litte witch", con 62 niños de cuatro meses a tres años, es que a la vuelta haya que hacer una adaptación de los pequeños y regresen los llantos.

La directora del colegio público Fernández Moratín, Irene Santamaría, afirma que hoy están viviendo "un día un poco raro".

Los profesores han acudido al centro para preparar el trabajo y las actividades que enviarán a los alumnos para que no pierdan el ritmo de trabajo, porque esto no son unas vacaciones, añade.

Habrá programaciones semanales que se colgarán en la web, se utilizarán los blogs de los profesores y las aulas virtuales de Educamadrid, y se hará "un seguimiento" por parte de los docentes.

Ningún padre ha planteado quejas, porque han entendido la situación, añade la directora del Fernández Moratín.

En Fuenlabrada, un instituto ha pedido a los estudiantes su correo electrónico para ir mandándoles los ejercicios y después ellos tienen que enviarles una foto con lo realizado, explica la madre de uno de ellos.

En centros privados, como el Mirasur de Pinto, a partir de cuarto de ESO cada alumno tiene un ipad con lo que el envío de las tareas es más fácil, explica a EFE una de sus trabajadoras. EFE

msr/fg

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