El alcalde que se enfrentó a Franco por las ayudas tras la riada de 1957: fue fulminado por su actitud reivindicativa
El 14 de octubre de 1957 Valencia se vio afectada por una riada que acabó con la vida de 81 personas

Crecida del río Turia a su paso por Valencia en el año 1957
Madrid - Publicado el
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El presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, será previsiblemente el primer político en comparecer, a finales de noviembre, ante la Comisión investigadora de la DANA en el Congreso de los Diputados. A esta también acudirán el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que lo hará en último lugar.
A dos semanas de que se cumpla un año de las inundaciones que dejaron más de doscientos muertos en Valencia, como consecuencia de las riadas provocadas por la gota fría que afectó con especial virulencia a la Comunidad Valenciana, hemos querido retroceder en el tiempo hasta 1957 para recordar el que, posiblemente, sea uno de los peores capítulos que vivió la capital del Turia.

Valencianos achicando agua y sacando el barro del interior de sus viviendas tras la riada de 2024
AQUEL DÍA DE OCTUBRE
Era 14 de octubre de 1957. La región mediterránea llevaba varios días sufriendo una perturbación atmosférica inusual. Una gota fría, fenómeno meteorológico caracterizado por una depresión aislada en niveles altos de la atmósfera, se estacionó sobre la zona, generando precipitaciones torrenciales que llegaron a superar los 300 litros por metro cuadrado en menos de 24 horas.
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La madrugada de aquel lunes, los valencianos aún dormían cuando el Turia comenzó a desbordarse a su paso por los tramos más cercanos a la ciudad.
La primera avenida alcanzó un caudal estimado de 2.700 metros cúbicos por segundo, una cantidad de agua más que suficiente para provocar las primeras inundaciones en los barrios más cercanos al cauce del río. Sin embargo, en ese momento, pocos eran los que podían imaginar la magnitud del desastre que estaba por llegar.
Hacia el mediodía, una segunda crecida, mucho más violenta que la anterior, sorprendió a la capital del Turia. En esta ocasión, el caudal llegó a superar los 3.700 metros cúbicos por segundo, una cifra que triplicaba la capacidad máxima del cauce urbano. El agua irrumpió con tanta fuerza en las calles que arrastró vehículos, mobiliario urbano y toneladas de escombros. Tal era su potencia que varios edificios se derrumbaron por completo, mientras que otros quedaron gravemente dañados.

Vista aérea de Valencia anegada por las aguas tras el desbordamiento del río Turia en 1957
Aunque el centro histórico —la llamada Valentia romana, en la que destacan las plazas de la Reina y de la Virgen— se mantuvo en pie, otras zonas de la ciudad registraron niveles de agua dramáticos: 2'25 metros en la Plaza de Tetuán y la calle Sagunto, 2'70 metros en Pintor Sorolla, 3'20 metros en los jardines del Parterre, y hasta más de cinco metros en la calle Doctor Olóriz.
Los datos oficiales cifraron en 81 las pérdidas humanas. Sin embargo, esas cifras siguen puestas en tela de juicio debido a que en las orillas del Turia existían varios poblados chabolistas en los que vivían ciudadanos no censados. Además, cabe destacar que, según se dice, no se encontró a todos los desaparecidos, ni tampoco todos los cadáveres contabilizados fueron identificados.
El cronista de la ciudad, Francisco Pérez Puche, relata que el método para identificar víctimas era muy distinto al actual: en la puerta de los juzgados se exponían fotografías de los cadáveres encontrados y eran los valencianos los que se tenían que acercar a verlas para poder identificar a posibles familiares desaparecidos.

Vecinos de los barrios más afectados intentan levantar sus casas destrozadas por las inundaciones
LA VISITA DE FRANCO
Diez días después, el 24 de octubre, Valencia recibió la visita del Generalísimo, Francisco Franco, quien quiso trasladarse a la ciudad para compartir, según narra la crónica del NO-DO, "las horas angustiosas que vive la población ante el dolor de las víctimas causadas, de las vías rotas, de las acequias desbordadas, de los arrasados campos, de las familias sin hogar y de los incalculables daños cuya repercusión alcanza a toda la vida de la ciudad".
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Franco comprobó en persona la magnitud de la riada desde el puerto y fue informado de la extensión de esta catástrofe natural tanto por sus ministros como por los altos cargos técnicos y las autoridades de la capital valenciana.
El entonces jefe del Estado recorrió en coche las zonas que días antes habían sido invadidas por el agua y fue testigo de la "ruina y desolación" valenciana. Por otro lado, constató "la angustia de la capital del antiguo reino en sus habitantes" y advirtió "las urgentes necesidades de la población".
La crónica, en un tono más cercano a la epopeya, continúa recordando que Franco "toma contacto con las gentes, y su visita adquiere carácter de gran emoción porque, fuera de todo límite protocolario, desea conocer hasta su más honda entraña la extensión del drama".

Las calles de Valencia después de sufrir la riada de octubre de 1957
LA RECONSTRUCCIÓN y el alcalde
La reacción social, al igual que pudo verse en 2024, fue inmediata. Los valencianos mostraron una gran solidaridad, organizándose en grupos de voluntarios para rescatar a personas atrapadas, distribuir alimentos y dar refugio a aquellos que lo habían perdido todo. El Generalísimo prometió una reconstrucción rápida y, aunque no estuvo carente de polémica, así sucedió.
El Ayuntamiento de Valencia estaba regido en aquellos años por el también militar e ingeniero Tomás Trénor, quien ante la demora de las ayudas decidió enfrentarse al dictador y a su Gobierno. Esta actitud le costó a Trénor el cargo de alcalde, pero para la historia quedó su defensa de las necesidades de una Valencia hundida en el drama y en la tragedia.