España, el país de la amabilidad: nos hace más felices y longevos
Malagueños, alicantinos, valencianos y madrileños son percibidos como los más amables

Descubre cuáles son las ciudades que más destacan en España por su amabilidad
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España es el país del mundo con más ciudades que destacan por su amabilidad con los extranjeros, según un estudio internacional que encabeza Málaga. Además de atraer turistas y residentes de otros países, la amabilidad es una habilidad clave para sobrevivir. De nuestra colaboración con los demás dependen, según los neurocientíficos, tanto nuestro éxito como nuestra felicidad. Una sonrisa abre bastantes más puertas de las que creemos.
Alicantinos, valencianos y madrileños también estamos entre los más amables del mundo según el “Expat City Ranking 2024” que elabora la plataforma InterNations con una encuesta a 12.500 expatriados de 53 ciudades de todo el mundo que viven y trabajan en el extranjero y que sitúan a Málaga como la ciudad más acogedora del mundo y a las otras 3 ciudades españolas en su top 10 tanto en amabilidad, como en la facilidad para instalarse y para hacer amigos.
España es el cuarto país del mundo en amabilidad según recoge otro estudio elaborado por el proveedor de servicios financieros digitales para inmigrantes y sus familias Remitly en el que encuestados de otras nacionalidades evalúan esta habilidad en personas de otras regiones o nacionalidades. Pese a nuestra buena fama y como en cualqueir grupo cultural hay diferencias individuales y matices entre las diferentes regiones.
De hecho, en nuestro país son los andaluces los que mejor caen al resto de los españoles por su simpatía, humor, capacidad para disfrutar de las pequeñas cosas y su estilo de vida relajado, según un informe del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat de Catalunya.
Para el neurocientífico Jonathan Benito la amabilidad forma parte de un concepto más amplio que define como prosociabilidad que “es básicamente una relacionarse con con los demás de forma amigable y cordial, todo un estilo de vida”.
HABILIDAD CLAVE PARA LA SUPERVIVENCIA
Para este experto que acaba de publicar “El poder de la amabilidad”, la ciencia y la evolución han demostrado que no son los más fuertes ni los más inteligentes los que sobreviven en un entorno hostil. En este contexto y, según sostiene Benito, la amabilidad es una estrategia mucho más eficaz que cualquier otra que explica que de vivir en solitario pasaramos a hacerlo en parejas y grupos y nos transformó en animales sociales.
“La capacidad de un individuo para interactuar y colaborar de forma positiva con otros miembros de su misma especie o, incluso, de especies diferentes es lo que hizo que el homo sapiens se impusiera a los neandertales que biológicamente eran más fuertes. Es un comportamiento que implica empatía, cooperación, atruismo y que facilita establecer vínculos sociales con los demás. Permite el aprendizaje colaborativo y tener sinergias y nos facilitó poder defendernos y atacar mejor”, subraya Benito.
EN CASA TENDEMOS A SER MENOS AMABLES QUE FUERA
Uno de los temores más atávicos que tenemos como seres humanos, explica este neurocientífico, es la posibilidad de que nos expulsen del grupo o de descender peldaños en la escala social y ya hace varios millones de años nuestro cerebro interpretó que la meanera más efectiva de no descender socialmente es ascender: “lo queramos o no reconocer todos los seres humanos compartimos un anhelo fundamental: sentirnos importantes dentro de los grupos sociales a los que pertenecemos”.
Dentro de casa, y según explica, ser amables cuesta más precisamente porque nos sentimos aceptados: “sabemos que la amabilidad nos abre puertas o que por lo menos no nos las cierra pero cuando volvemos a nuestro hogar como sabemos que nos quieren, nos aceptan y que no nos van a rechazar tendemos a bajar la guardia. Lo que debemos hacer es generar un entorno de colaboración y de cooperación también en nuestra casa”.
¿CÓMO SER MÁS AMABLES?
Como cualquier otra habilidad también la amabilidad se trabaja. Y lo primero para este experto es sonreir, un gesto sencillo que disuelve “el miedo de nuestro cerebro a ser expulsados del grupo al ser un símbolo de aceptación y de bienenida lo que nos hace descansar y diluye ese temor de no pertenecer”.
A ello se une el saludar y practicar la empatía, la colaboración y la cordialidad y evitar la agresividad que genera resentimiento y no desemboca jamás en una dinámica positiva y también la hipercompetititivdd que genera rechazo inmediato en los demás.
También es importante la escucha activa y el interés genuino por lo que nos cuentan los demás y no descuidar las horas de sueño porque el descanso nos ayuda tanto a autocontrolarnos como a leer mejor las emociones de los demás.
Otra de las claves son la humildad, la modestia y la asertividad: “al combinar amabilidad y asertividad evitarás que la amabilidad sea confundida con debilidad y conseguirás una comunicación más efectiva con los demás y, gracias a ello, unas relaciones interpersonales mucho más saludables y equilibradas”.
Ser asertivos pasa por ser claros y concretos con los demás, respetuosos con sus opiniones, por saber expresar lo que sentimos o necesitamos, abordar los conflictos buscando soluciones que beneficien a todas las partes involucradas, evitar los impulsos y definir y comunicar nuestros límites personales.
MÁS LONGEVOS Y FELICES, LAS VENTAJAS DE LA AMABILIDAD
Transformarnos en personas más exitosas, magnéticas y sanas es posible mejorando nuestra amabilidad que nos permitirá potenciar habilidades asertivas para gestionar los conflictos, trabajar la tolerancia, practicar la gratitud, la escucha activa y el autocontrol.
Nos posibilitará posicionarnos de forma más inteligente en cualquier contexto social. Y es que, entre otras ventajas, “la neurociencia ha demostrado que las personas prosociales tienen mejor salud, viven más años y, lo que es aún más importante, son más felices”.