Víctor Espuig, médico de familia, desvela cómo detectar un ictus con tres simples gestos: "Si falla en alguna de estas acciones llama inmediatamente al 112"

En un momento cualquiera, durante una conversación familiar o una tarde tranquila, pueden aparecer las señales. Uno de nuestros seres queridos, ya sea un padre o un abuelo, empieza a experimentar síntomas extraños: no puede mover un brazo, uno de los lados de su boca parece caído o le cuesta pronunciar las palabras con normalidad. Estos signos, que a menudo se pasan por alto o se confunden con un simple mareo, pueden ser el aviso de un ictus.

Lejos de ser un trance pasajero, un accidente cerebrovascular representa una emergencia médica de primer orden donde cada minuto es vital. Actuar con rapidez y precisión no es una tarea exclusiva del personal sanitario; cualquier persona puede marcar la diferencia. Para ello, solo es necesario realizar tres sencillas comprobaciones que pueden salvar una vida o evitar una discapacidad permanente.

Las tres pruebas clave: brazo, sonrisa y habla

Ante la más mínima sospecha, la primera acción consiste en pedirle a la persona que levante ambos brazos a la vez. Si uno de ellos no se levanta o cae sin fuerza al poco tiempo, estamos ante una señal de alarma clara. Este sencillo gesto permite comprobar si existe una pérdida de fuerza súbita en una de las extremidades, uno de los síntomas más característicos del ictus.

A continuación, hay que pedirle que sonría. Al hacerlo, debemos fijarnos atentamente en su rostro. Si la sonrisa no es simétrica y uno de los lados de la boca aparece desviado o caído, es el segundo indicio de que algo no va bien. Esta asimetría facial es un reflejo de la posible afectación neurológica que está ocurriendo en el cerebro.

Finalmente, la tercera prueba se centra en el lenguaje como explica Víctor Espuig en su cuenta de Tik tok. Se le debe solicitar que diga una frase sencilla y coherente, como su nombre completo o una oración corta. Si al hacerlo muestra dificultad para hablar, no puede articular las palabras o utiliza términos incorrectos sin darse cuenta, se confirma la alta probabilidad de estar sufriendo un ictus. Si falla en cualquiera de estas tres acciones, el siguiente paso es crucial.

Código Ictus: cada minuto es oro

Si se confirma la sospecha tras realizar las comprobaciones, la instrucción es clara y directa: se debe llamar inmediatamente al 112. Al contactar con los servicios de emergencia e informar de los síntomas, se activa un protocolo vital conocido como el Código Ictus, un sistema de actuación coordinado que prioriza al paciente para su valoración y traslado urgente.

El tiempo es cerebro"

Víctor Espuig

Médico de familia

El objetivo principal del Código Ictus es facilitar el traslado inmediato del paciente al hospital más idóneo y preparado para administrar el tratamiento adecuado en el menor tiempo posible. Como insisten los especialistas, "el tiempo es cerebro", una frase que resume la importancia de cada segundo. Cuanto antes se actúe, mayor es la probabilidad de disolver el trombo o controlar la hemorragia para reducir al máximo la lesión cerebral.

Actúa rápido, llama al 1 1 2 y salva una vida"

Víctor Espuig

Médico de familia

La demora en la atención médica aumenta exponencialmente el riesgo de sufrir secuelas irreversibles, que pueden ir desde problemas de movilidad y del habla hasta una dependencia total. Por eso, la colaboración ciudadana es el primer y más importante eslabón de la cadena de supervivencia.  Víctor Espuig, médico de familia,  recuerda la importancia de este mensaje: "Actúa rápido, llama al 1 1 2 y salva una vida".

Conocer estas tres sencillas pruebas y compartirlas con familiares y amigos es un gesto de responsabilidad que puede tener un impacto incalculable. Recordar los pasos —brazos, sonrisa y habla— y llamar al 112 sin dudarlo es la mejor herramienta que tenemos para combatir los devastadores efectos de un ictus y ofrecer a nuestros seres queridos la oportunidad de una recuperación completa.