Alberto Soler, psicólogo: "Estar triste no es una enfermedad y estar nervioso, frustrado o cansado tampoco; son emociones humanas normales"

El valenciano, experto en psicología infantil, reflexiona sobre las emociones y lo que se percibe como salud mental

Alberto Soler, psicólogo infantil

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Alberto Soler, psicólogo infantil

Paco Delgado

Madrid - Publicado el

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El psicólogo valenciano y divulgador Alberto Soler ha lanzado un mensaje claro en sus redes sociales: no todo malestar emocional debe ser etiquetado como un problema de salud mental. En una reciente publicación en Instagram, el experto advirtió sobre el riesgo de banalizar este concepto, que, aunque ha ganado visibilidad en los últimos años, corre el peligro de perder su verdadero significado.

"Salud mental es uno de esos conceptos que, de tanto usarlos, se empiezan a desgastar y pierden sentido", comenzó Soler. "Si todo es salud mental, entonces nada es salud mental". El psicólogo reconoció que el aumento de la conversación pública sobre este tema es positivo, ya que ayuda a normalizar algo que durante mucho tiempo fue silenciado o estigmatizado. Sin embargo, hizo hincapié en que no debemos confundir las emociones humanas normales, como la tristeza, el nerviosismo o la frustración, con trastornos psicológicos.

"La vida tiene sus cosas, y no siempre todo es de color de rosa", señaló. "Tan normal es estar alegre como estar triste, tan normal es estar tranquilo como estar nervioso, y tan normal es estar esperanzado como mostrarte pesimista. Todo esto es normal. No podemos etiquetar cualquier vivencia emocional desagradable como un problema de salud mental, porque no lo es".

 El límite entre lo normal y lo patológico  

Soler subrayó que, aunque ciertas emociones negativas son inherentes a la experiencia humana, hay situaciones en las que el sufrimiento sí requiere atención profesional. Puso ejemplos concretos para ilustrar esta diferencia: "Estar triste es normal. Llevar tres meses encerrado en casa, con las persianas bajadas, habiendo perdido 12 kilos y sin dejar de llorar casi ni para dormir, eso ya es un problema de salud mental".

Del mismo modo, explicó que sentir ansiedad ocasional es comprensible, pero cuando esta se convierte en algo incapacitante, como sufrir ataques de pánico recurrentes o acudir a urgencias por miedo a morir, estamos ante un trastorno que necesita intervención. También mencionó casos extremos, como vivir una catástrofe personal, perder el hogar, el trabajo o enfrentarse a situaciones traumáticas, que pueden derivar en cuadros de estrés agudo o estrés postraumático.

 El peligro de frivolizar la salud mental  

El psicólogo criticó la tendencia a hablar de "salud mental" en lugar de abordar abiertamente las patologías mentales, algo que, en su opinión, sigue siendo tabú. "Preferimos usar términos más suaves porque las enfermedades mentales aún cargan con un estigma", apunta. Sin embargo, advirtió que diluir el significado de estos conceptos puede ser contraproducente: "Si con la excusa de normalizarlo, todo pasa a ser salud mental, corremos el riesgo de volver a la casilla de salida".

Soler recordó que, aunque es fundamental hablar abiertamente sobre bienestar psicológico, también hay que evitar caer en la trivialización. "De tanto usarlo, el término parece estar perdiendo su sentido", lamentó. "Hablemos de salud mental, por supuesto, pero sin frivolizar".

 Un llamado a la sensatez emocional  

El mensaje de Soler busca equilibrar dos aspectos clave: por un lado, la necesidad de seguir rompiendo estigmas en torno a los trastornos psicológicos y, por otro, la importancia de no patologizar emociones que forman parte de la vida. "No hay que medicalizar el malestar cotidiano", insistió. "Sentirnos tristes, cansados o abrumados en ciertos momentos no nos convierte en enfermos; nos convierte en humanos".

Alberto Soler, psicólogo valenciano

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Alberto Soler, psicólogo valenciano

Esta reflexión llega en un momento en el que la salud mental está en boca de todos, desde campañas públicas hasta conversaciones en redes sociales. Sin embargo, como advierte el psicólogo, es crucial diferenciar entre lo que es una respuesta emocional adaptativa y lo que requiere ayuda profesional. Su llamado no es solo a visibilizar los trastornos mentales, sino también a recuperar la capacidad de tolerar y aceptar las emociones incómodas sin convertirlas automáticamente en diagnósticos.

Así, Alberto Soler invita a la sociedad a encontrar un punto medio: normalizar el diálogo sobre salud mental sin caer en la exageración, y recordar que, aunque no todas las penas son enfermedades, aquellas que sí lo merecen deben ser atendidas con seriedad y sin prejuicios.

Visto en ABC

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