


J.L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL
A vueltas con la libertad de enseñanza
Mientras se negocia el pacto educativo que se propuso como una exigencia al principio de la legislatura, la realidad está mostrando las intenciones de algunos partidos. El Secretario general de la Federación Andaluza de enseñanza privada, Rafael Caamaño, ha denunciado la permanente discriminación de la Junta de Andalucía hacia la enseñanza concertada. Igual ocurre en otras comunidades autónomas, como Aragón y Valencia, donde el PSOE y Podemos conforman mayorías que actúan contra la libertad de enseñanza recogida en la Constitución. La idea perseguida es que el Estado se convierta en el único tutor de todos los alumnos, de acuerdo con el viejo esquema de una Escuela única, pública y laica, completamente extraña al pacto constitucional. Ya se están dando casos, como en Cádiz, donde el ayuntamiento dirigido por Podemos ha enviado una carta a los padres de alumnos para que elijan la escuela pública; esta coacción ha tenido como efecto un aumento considerable de la demanda de la enseñanza concertada. En estas comunidades el plan consiste en la disminución paulatina de los conciertos, con el pretexto de la reducción de alumnos, y a pesar de la clamorosa demanda social de centros concertados. Todo un aviso para mantener viva la defensa uno de los derechos básicos de de la convivencia democrática como es la libertad de educación.

J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL
La corrupción, mal moral
La corrupción vuelve a ser protagonista destacada de la vida pública española. Son muchas las opiniones que se escuchan sobre la naturaleza de este fenómeno social. Algunas de ellas políticamente interesadas, dado que pretenden instrumentalizar a su favor esta lamentable circunstancia. La corrupción carcome la vida pública y genera efectos devastadores tanto en lo referido al noble ejercico de la política como en las relaciones de confianza sobre las que se articula el sistema representativo, base de la democracia. En estos momentos de profundo desconcierto, a propósito de la operación judicial que se está llevando a cabo en Madrid, conviene volver la atención a lo que los obispos españoles dijeron sobre la corrupción en el reciente documento “Iglesia, servidora de los pobres”. En él recuerdan que las prácticas corruptas “derivadas de la codicia financiera y de la avaricia personal, quiebran gravemente al solidaridad y siembran la desconfinza social”. Es por tanto necesaria, recuerdan nuestros obispos, “una verdadera regeneración moral a nivel personal y social, y un mayor aprecio por el bien común, que sea verdadero soporte para la solidaridad con los más pobres y favorezca la auténtica cohesión social”. Esa regeneración debe “nacer de las virtudes morales y sociales, y se fortalece con la fe en Dios y la visión trascendente de la existencia”. La sociedad española no ganará la batalla contra la corrupción sin recuperar ese tejido de virtudes, que necesita alimentarse de nuestra mejor tradición cultural y espiritual.

J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL
Firmeza contra la corrupción
Todos los focos se centran hoy en la detención del que fuera presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, por su turbia gestión al frente del Canal de Isabel II. En este caso destaca que los presuntos delitos hayan sido denunciados a la fiscalía anticorrupción por la actual presidenta de la Comunidad, Cristina Cifuentes, que también lo es del Partido Popular madrileño. Por los casos anteriormente investigados, como el “Gurtel” y la “Púnica”, que llevó a la cárcel a Francisco Granados, antiguo secretario general del Partido, parece claro que demasiados se aprovecharon de sus cargos para montar distintas tramas de corrupción. Es todo esto lo que llevó a Esperanza Aguirre a dimitir como presidenta del partido en Madrid, asumiendo así su responsabilidad política por no haber impedido los desmanes de algunos de sus colaboradores directos. En todo caso no puede ocultarse que el Partido Popular ha emprendido una vasta operación de regeneración en Madrid, y que ya ha pagado una amarga cuenta en las últimas elecciones municipales y autonómicas. De momento los diversos partidos de la oposición encuentran abundante munición para alimentar el desgaste de los populares, lo cual es comprensible. Todo esto no debe hacer olvidar la tarea de impulso y modernización llevada a cabo en Madrid por los sucesivos gobiernos populares, que obtuvieron un amplio respaldo social incluso en feudos tradicionales de la izquierda. Lo que importa ahora es seguir adelante con la regeneración, y la evidencia de que las instituciones funcionan para castigar los delitos que han podido cometerse, con todas las garantías del Estado de Derecho.

J.L. Restán | Línea Editorial
Crecimiento de empleo, lucha contra la desigualdad
El dato del paro registrado del mes de marzo es un buen dato. El desempleo desciende en más de 48.000 personas. En afiliación a la Seguridad Social, una referencia decisiva, el mes pasado fue el mejor de la serie histórica. Para conocer los datos más globales de la evolución del empleo en el primer trimestre debemos esperar a la publicación de la EPA.En cualquier caso el año ha comenzado con buen pie. El cuadro económico de los Presupuestos que han llegado al Congreso esta mañana incluye la creación de 500.000 puestos de trabajo, con una tasa de paro por debajo del 17 por ciento a final del ejercicio. Volveríamos, a finales de 2017, a las cifras del comienzo de la crisis. La previsión es conservadora porque se basa en un crecimiento del PIB del 2,5 por ciento y el Banco de España ya lo ha elevado al 2,8 por ciento.Hay que felicitarse por estos pronósticos, pero hay que recordar lo que nos decía hace poco Bruselas: el tipo de empleo que se está creando no sirve para resolver la preocupante desigualdad que sufre la sociedad española. El porcentaje de contratos temporales es muy alto y la rotación excesiva. La situación la sufren especialmente los más jóvenes, muchos de ellos no tienen suficiente estabilidad para tomar decisiones a medio o largo plazo.Si España no recupera las tasas de igualdad anteriores a la crisis seguirá en peligro la cohesión social. Para trabajar todos y para trabajar mejor necesitamos políticas que fomenten la productividad.














