Reformar es bueno y necesario

España necesita reformas. La semana pasada, tras el Consejo Europeo, Sánchez fue aplaudido por sus ministros a Moncloa. No conviene que España alardee de que ha conseguido una victoria frente a los frugales. Y no es conveniente que las élites políticas nos hagan pensar que hemos torcido el brazo a una Europa que nos dará dinero fácil.

El acuerdo europeo no tiene nada que ver con los rescates, pero el dinero llegará acompañado de una serie de reformas y esas reformas van a exigir esfuerzo y sacrifico. El Gobierno largo de González, sobre todo en su primera época, con España ya integrada en el proyecto europeo, tuvo que hacer cambios en política industrial y política laboral. Había entonces que modernizar a un país que estaba terminando de hacer la transición económica. La confluencia hacia el euro, en la época Aznar, también supuso cambios exigentes.

Tenemos una larga lista de tareas pendientes. En el campo de las relaciones laborales todo lo que discuten nuestras élites es si es conveniente o no mantener la reforma de Rajoy. Cuando en realidad lo que nos hace falta es darle la vuelta por completo, desde cero. Lo mismo sucede con el sistema fiscal, las élites debaten si hay que subir o bajar impuestos directos. Y podríamos seguir con la reformulación del presupuesto, con la educación, con el sistema de pensiones o con las políticas familiares y el modelo territorial. Hacen falta reformas serias.