La revista Mundo Negro entrega mañana su Premio a la Fraternidad al arzobispo de Bangui, Dieudonné Nzapalainga, y a su amigo, el imán Kobine Layama, la principal autoridad islámica de la República Centroafricana. La actuación de ambos fue crucial para detener el baño de sangre que en 2013 empezaba a extenderse por todo el país, y que había adquirido preocupantes connotaciones religiosas. Ellos denunciaron la instrumentalización de la fe por parte de algunos responsables políticos y militares, y contrapusieron a la violencia un poderoso testimonio de amistad y voluntad de convivencia.Tan poderoso que el Papa Francisco inauguró el Año de la Misericordia en Bangui, una ciudad hasta entonces desconocida para casi todo el mundo, y unos meses después nombró cardenal a su joven arzobispo. Ambos participan estos días en Madrid en el Encuentro África, organizado por la revista de los combonianos, publicación de referencia obligatoria para conocer la realidad del continente negro. La plataforma interreligiosa creada en Bangui tiene una proyección que va más allá de África, hasta el punto de que en EE.UU. y en algunos países de Europa han surgido iniciativas inspiradas por ella. Bangui lanza el mensaje universal de que el diálogo y la amistad son más fuertes que el fanatismo que nace de la ignorancia y del miedo al que es diferente.