La democracia brasileña es más fuerte que Bolsonaro

La previsión de algunos de que la crisis del coronavirus sería letal para el populismo está por demostrarse, pero si hay un país que ofrezca indicios en ese sentido es Brasil. Su errática e irresponsable gestión sanitaria está reduciendo a marchas forzadas la popularidad de Jair Bolsonaro. Los gobernadores han tomado la iniciativa frente a la pandemia, que según cifras oficiales se ha cobrado 8.500 muertos, aunque los expertos creen que el dato real es muy superior.

En cuanto a las medidas económicas, las principales se han aprobado por iniciativa de la oposición, mientras el país veía atónito al presidente burlando el confinamiento y participando en protestas contra el Congreso y el Tribunal Supremo, jaleando a sus seguidores más radicales, que pedían un golpe de estado militar.

Es llamativo que los colaboradores militares del presidente se desmarquen de estas salidas de tono. Otra muestra más de la pérdida de apoyos ha sido la espantada del juez Sergio Moro, el ministro más popular del gobierno, en protesta por los tejemanejes de Bolsonaro para evitar que la policía investigue por corrupción a su familia y a su gobierno. La hipótesis de una moción de censura ya no es ciencia ficción, lo que empieza a polarizar a la opinión pública. Pero esta crisis sí tiene un aspecto positivo. Las instituciones democráticas brasileñas están mostrando mucha mayor fortaleza y madurez de las que muchos les presuponían.