¿Buttigieg, la solución al dilema del Partido Demócrata?

Silenciado por los fallos de organización en Iowa, los demócratas están inmersos en un trascendental debate que tendrá hondas repercusiones también a este lado del Atlántico. Se trata de elegir entre la radicalidad y la moderación. Donad Trump fortalecido tras el fallido impeachment, se afianza en su estilo populista, pero al menos puede echar mano de nacionalismo, electoralmente rentable. La izquierda populista, sin embargo, solo ofrece un catálogo de recetas fracasadas. Es el problema de la opción que representan en Europa los socialdemócratas alemanes o los laboristas británicos. O en las primarias demócratas, Bernie Sanders y, en menor medida, Elizabeth Warren. Pese a todo, ambos han arrancado razonablemente bien la contienda, a diferencia del centrista Joe Biden, a quien ha podido desgastar el escándalo en torno a su hijo en Ucrania.

La sorpresa ha sido la victoria del joven Pete Buttigieg, un desconocido fuera de EE.UU., que venía pidiendo paso avalado por su éxito en la recaudación de fondos. Moderado y cosmopolita, hace ostentación de su homosexualidad a la vez que reivindica valores tradicionales. No es un hombre del establishment, lo cual le favorece, pero carece de experiencia y a muchos les cuesta ver en él a un presidente. Todo un compendio, en definitiva, de las dificultades de hallar fórmulas políticas sólidas y atractivas en estos tiempos de desorientación.