Visto lo visto en los dos debates televisados, se despejan algunas brumas a propósito de los problemas capitales que afronta nuestro país. A propósito de Cataluña, el bloque de la izquierda sigue en su calculada ambigüedad para conseguir el apoyo de los secesionistas, mientras que el bloque de centro derecha mantiene su firmeza en la defensa de la unidad de España en el marco de la Constitución. En el plano económico, queda claro que PSOE y Podemos proyectan una fuerte subida de impuestos para costear los gastos sociales utilizados como señuelo electoral, frente a PP y Ciudadanos que proponen bajarlos para incentivar el empleo y el emprendimiento como principales palancas del crecimiento económico. Pero ni unos ni otros concretan las reformas necesarias para la viabilidad futura de nuestro sistema de bienestar.

Hay otras cuestiones esenciales para la convivencia como la educación, y aquí la izquierda mantiene su objetivo de extender su carácter estatal  en detrimento de la libertad de elección consagrada por la Constitución. En cuanto a los debates éticos abiertos en nuestra sociedad, PSOE y Podemos renuevan su empeño en lo que denominan “nuevos derechos”, ahora la eutanasia. El centro-derecha ha planteado incentivar la natalidad y ayudar a las familias, planes que siempre se esperan pero que requieren mayor compromiso y concreción.

Son muchas las cuestiones que requieren una valoración ponderada, pero hay un punto sintético en estas elecciones: qué fórmula de gobierno posible garantiza mejor el legado de concordia, de unidad y libertad que representa la Constitución del 78.