Comienzo ilusionante de un pontificado

Con la Misa de inicio de Pontificado concluye hoy de manera simbólica la etapa de presentaciones de León XIV. Estos días hemos podido conocer significativos detalles del perfil humano de Robert Prevost. Sin menoscabo del deber de secreto en torno al cónclave, también ha habido ocasiones para obtener una impresión general del clima de unidad entre los cardenales, tan alejado de algunas interpretaciones periodísticas. El encuentro que mantuvo con ellos tras su elección es otro indicio de que León XIV hace propios los diagnósticos compartidos durante las congregaciones generales que precedieron al cónclave, desde una eclesiología de comunión. Todo ello es señal de continuidad en la línea de aplicación del Concilio de los últimos pontificados, con la vocación de profundizar en el desarrollo de la doctrina social de la Iglesia en un momento de profundos cambios motivados por la revolución tecnológica.

La orientación agustiniana va a estar muy presente en el pontificado de León XIV, en lo que se refiere al diálogo de Cristo con el corazón del hombre, y a la presencia de la Iglesia en una sociedad marcada por la ignorancia de la Tradición cristiana. En su discurso al Cuerpo Diplomático subrayó que “la Iglesia no puede nunca eximirse de decir la verdad sobre el hombre y sobre el mundo, recurriendo incluso a un lenguaje franco que inicialmente puede suscitar alguna incomprensión”, y explicó que, en la perspectiva cristiana, la verdad no es la afirmación de principios abstractos y desencarnados, sino el encuentro con la persona misma de Cristo, que vive en la comunidad de los creyentes”.