La salida del mundo después de finalizar la Segunda Guerra Mundial no fue para nada sencilla. El bando occidental logró la victoria, sí… Pero el ejército soviético tuvo que intervenir para solventar una batalla campal que, de no haber sido por ellos, podría haber acabado decantada hacia el lado nazi. Sea como fuere, el panorama dejara una evidencia clara: Estados Unidos y la Unión Soviética se habían postulado como las dos mayores potencias políticas, económicas y militares de todo el mundo. Ninguno era mejor que el otro, pero el afán de liderar y comandar el planeta estaba allí. Había que hacer algo.

En el año 1949, en pleno arranque de la Guerra Fría, el panorama mundial lucía con incertidumbre. Nadie sabía lo que podrían hacer ambas potencias, por ello, Estados Unidos tomó la avanzada y dio el primer paso adelante. En ese mismo año, los norteamericanos se reunieron con sus vecinos de Canadá, Gran Bretaña, Francia, Italia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Dinamarca, Islandia y Portugal. Todos estos países se sentaron juntos, hablaron y acordaron la creación de un organismo internacional que mirara por el bienestar de esa comunidad que estaba a punto de crearse. Nacía la Organización del Tratado del Atlántico Norte, nacía la OTAN.

Un propósito: prevenir antes que curar

Quizá sea la mejor manera de evitar problemas, y todos los países tomaron nota de ello. El principal objetivo de la creación de la OTAN, era contener una posible agresión de la URSS, algo que teniendo en cuenta las circunstancias, era un escenario posible. La respuesta de los comunistas no tardó en llegar, y lo hicieron en forma de otra alianza militar, el Pacto de Varsovia.

Planteados ya ambos bandos, la OTAN aclaraba su manera de proceder a través de la serie de artículos y variables a seguir en caso de que fuera necesario tomar medidas ante determinadas actuaciones. Uno de ellos fue el conocido Artículo 5. Este apartado dice lo siguiente:

"Las Partes acuerdan que un ataque armado contra una o más de ellas, que tenga lugar en Europa o en América del Norte, será considerado como un ataque dirigido contra todas ellas, y en consecuencia, acuerdan que si tal ataque se produce, cada una de ellas, en ejercicio del derecho de legítima defensa individual o colectiva reconocido por el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, ayudará a la Parte o Partes atacadas, adoptando seguidamente, de forma individual y de acuerdo con las otras Partes, las medidas que juzgue necesarias, incluso el empleo de la fuerza armada, para restablecer la seguridad en la zona del Atlántico Norte."

¿Quiénes forman parte de OTAN?

Hasta la caída del Muro de Berlin en el año 1989, hubo tres ampliaciones de asociados. La primera de ellas en 1952, cuando Grecia y Turquía reforzaron el grupo. Tres años después en 1955, llegó el turno de Alemania y no fue hasta 1982 cuando España llegaría a la OTAN para trabajar en conjunto al resto de potencias.

Tras la Guerra de Yugoslavia, comenzó una nueva oleada de países que esta vez haría más daño a Rusia, ya que varias de ellas eran antiguas regiones del gigante euroasiático. Entre 1999 y 2004, llegaron Hungría, Polonia, República Checa, Rumanía, Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia y Lituania. Una aproximación de la OTAN que a Rusia nunca le ha agradado.

Más diplomacia que guerra

Tras la desaparición de la URSS, la OTAN tuvo que modificar su rol, y transformarse, ese gran enemigo potencial se encontraba en crisis, con lo que se convirtieron en una gran defensa estable. Sus acciones militares no comenzaron hasta finales de la década de los 90 cuando entraron a la batalla en la Guerra de los Balcanes y con el bombardeo de Yugoslavia, en este mismo conflicto. Esta y las operaciones contra los piratas de Somalia y la Libia de Gadafi, han sido las únicas en las que han entrado sin proclamar el Artículo 5.

Este apartado fue reclamado por Estados Unidos tras los atentados terroristas del 11-S en Nueva York, en ese momento las tropas se desplegaron en Iraq y en Afganistán contra Al-Qaeda y los talibanes. Esta batalla ha sido la más larga y sangrienta en la que ha participado la Organización internacional, desde diciembre de 2001, hasta su homónimo de 2014.

Desde el final de la Guerra Fría, la OTAN trabaja por la diplomacia y la negociación pacífica como principal recurso, algo que a Rusia no le ha acabado de parecer del todo sincero, ya que se sienten amenazados por una posible conquista o entrada en el país que, irónicamente ellos mismos han protagonizado en Ucrania.