El poder pasa por ser el mejor pegamento. A priori, no existe un elemento más potente, capaz de atornillar a cualquiera si la alternativa es pasar a la oposición. Como en todo, hay excepciones. El Gobierno de coalición lo es. Ya han transcurrido dos meses y medio de un 2023 a vida o muerte y Pedro Sánchez se ha revelado incapaz de levantar cabeza. Las crisis de distinta índole se le agolpan al Presidente. La incertidumbre, la sensación de que todo se complica, recorren al PSOE. Y, desde luego, inyectan preocupación los pulsos con Unidas Podemos, siendo el cisma por la ley del Solo Sí es Sí el más grave vivido entre las dos patas del Gabinete.

Todo se ha tornado negro. “Prudencia y realismo”, recomienda el alto mando socialista atado al mantra, según el cual cabe minimizar las diferencias internas, toda vez los morados siguen al pie de la letra el “manual” de los gobiernos de coalición ante el ciclo electoral. Sin embargo, los intentos de recuperar la iniciativa se pierden en medio de la ebullición del tablero nacional. La misma reforma de las pensiones queda lejos de escapar a estas alturas del clima contrario al Ejecutivo. “No vendemos una escoba desde que arrancó 2023”, advierten con pesadumbre cuadros socialistas. Otro ejemplo, a sus ojos, ha sido la ley de paridad, un proyecto que Pedro Sánchez lanzó ante una semana, la pasada, marcada por el 8-M, y apenas sobrevivió al anuncio.

?? En La Moncloa temen quedar atrapados en la hostilidad de Podemos

?? Las refriegas van a seguir sucediéndose en el Gobierno, como la pinza de Podemos con el PP para fiscalizar la contribución militar en Ucraniahttps://t.co/jS4ruhCFJ0

— COPE (@COPE) March 10, 2023

Las consecuencias del ambiente desfavorable y tóxico de “Madrid” llega a las federaciones en contra de sus intereses electorales, a pesar de las distancias marcadas por los barones que han puesto en el centro de las campañas su capacidad de gestión. Más allá de los problemas particulares de cada líder territorial, la erosiónalcanza a distintos feudos considerados hasta ahora a salvo por el PSOE. Así lo reflejan estudios demoscópicos. La dificultad es saber si se trata de “un bache en el camino”, como gusta sostener La Moncloa y Ferraz. El paso de los días dirá. El núcleo duro se despliega particularmente allí donde rebajas de expectativas han sido calibradas. Y con apenas 48 horas de diferencia desembarcaban en Mérida Félix Bolaños (el viernes) y María Jesús Montero (este domingo) en apoyo de Guillermo Fernández Vara.

Nada resulta casual en una carrera a las urnas. Tampoco lo ha sido la elección de Valencia para acoger la convención municipal del PSOE el fin de semana del 15 y 16 de abril, la gran cita de barones, candidatos autonómicos, provinciales y municipales, además de sus organizaciones, como definitivo pistoletazo de salida electoral. La Comunidad Valenciana se presenta como un termómetro de hasta qué punto el escenario es delicado. También para Ximo Puig, aun cuando la radiografía que hacen en Ferraz para él, personalmente, es positiva, sin dejar por ello de constatar la musculatura del PP. “Esto va deprisa”, defienden precavidos. Mantener el bastión valenciano en particular se antoja vital para que Sánchez llegue con opciones a las generales.