Ángel A. Giménez

Las votaciones que ayer se vivieron en el Congreso para la designación de los nueve integrantes de la Mesa desvelaron momentos sorprendentes -la entrada de Vox- y reflejaron la importancia que para los partidos tiene no sólo ocupar uno de sus puestos, sino acaparar la mayoría.

Juntar papeletas de varios grupos para que uno u otro diputado sea presidente, vicepresidente o secretario de la Mesa es uno de los procesos más alambicados, laboriosos y hasta frenéticos de las sesiones constitutivas de las Cámaras.

Entender a qué obedece esa tensión lleva a explicar por qué la Mesa del Congreso es tan importante.

GOBERNAR LA TERCERA INSTITUCIÓN DEL ESTADO

La Mesa es el órgano rector del Congreso, la tercera institución del Estado. Presidir el Congreso equivale, por tanto, a ejercer la más alta autoridad del país tras el rey y el presidente del Gobierno.

Se compone de nueve integrantes: además del presidente, cuatro vicepresidentes y cuatro secretarios. Los primeros reemplazan al presidente según el orden de su puesto; los segundos, principalmente, asumen tareas de supervisión de la gerencia interna.

- Presupuesto: Gobernar el Congreso supone hacer su presupuesto, aprobarlo y controlarlo. Según el informe sobre el cumplimiento de las cuentas del ejercicio de 2018, el presupuesto ronda los 87 millones de euros.

Y si la Mesa controla el presupuesto, controla los gastos. Dos ejemplos: el Congreso dedica a gastos de personal unos 40 millones de euros y a gastos en bienes y servicios, unos 33 millones.

- Personal: La gestión del personal del Congreso es tarea ardua. La Mesa se encarga de las remuneraciones de los diputados y de sus complementos, así como de su protección social (mutuas), pero también la de los asistentes que dependen de la Cámara. Y de los funcionarios.

De acuerdo con las cifras del informe citado, los altos cargos del Congreso (diputados) comprometen un gasto de más de 20 millones; el personal eventual, más de nueve; y los funcionarios más de uno.

El reglamento habla del "gobierno interior" de la Cámara como una de las funciones de la Mesa, y efectivamente es eso, el presupuesto, pero también otros cometidos como la seguridad (el Congreso cuenta con una Comisaría de Policía) o las condiciones laborales de sus trabajadores (hacer un plan de igualdad, misión aún pendiente).

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- Contratación: Por la Mesa pasan también los pliegos de contratación de servicios. Hace no mucho, se adjudicó el de cafetería a una empresa diferente a la de años atrás porque fue la que mejor calificación obtuvo en el procedimiento; y hace unos meses, avaló contratar a una empresa para impartir cursos de idiomas a los trabajadores. Por regla general, los vicepresidentes se reparten estas supervisiones.

ORGANIZAR EL TRABAJO PARLAMENTARIO Y LA AGENDA LEGISLATIVA

La Mesa del Congreso marca la agenda legislativa. Por las manos de sus nueve integrantes pasan las preguntas, las proposiciones de ley, las proposiciones no de ley y los proyectos del Gobierno para que sean calificados, esto es, admitidos y luego publicados en el Boletín de las Cortes Generales.

Pero, obviamente, puede también tumbar iniciativas o peticiones de informes. De hecho, las de los grupos que inciden en aspectos de Casa Real suelen ser rechazadas.

Que la mayoría sea de izquierdas o de derechas es fundamental para su posterior tramitación. Por ejemplo, la mayoría de derechas (PP y Cs) logró en la XII legislatura aplazar indefinidamente la tramitación de varias proposiciones destacadas del PSOE y de Unidas Podemos, entre ellas, las de memoria histórica o eutanasia.

Para trazar el recorrido legislativo tiene que haber grupos parlamentarios y comisiones parlamentarias. La Mesa decide cuántos grupos habrá y cuántas comisiones, pero no sólo; también los tiempos de tramitación.

OTRAS FUNCIONES

Determinar qué contenidos se publican en el Portal de Transparencia, supervisar las declaraciones de bienes y actividades de los diputados o iniciar el trámite de los suplicatorios que envíe el Tribunal Supremo para investigar a los diputados son otros cometidos de la Mesa.

Pero hay muchas más, por la Mesa pasa todo. Autorizar los viajes de las delegaciones parlamentarias dentro o fuera de España o suspender a un diputado de sus derechos y deberes, como sucedió nada más comenzar la anterior legislatura con los cuatro dirigentes catalanes en prisión preventiva en ese momento por el juicio del "procés", son dos muestras.

Una más: el trabajo de los periodistas en la Cámara, dónde estar, dónde no, incluso hasta qué soportes técnicos no emplear, pasa por la Mesa.

Pero, sobre todo, hay un intangible muy valorado por los diputados: quién está en la Mesa sabe todo, o casi todo, lo que sucede en el Congreso, la tercera institución del Estado.